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La comunidad: el elemento fundamental del espacio público

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Durante mucho tiempo se pensó en la obra pública como un objetivo final, a fin de acercar equipamientos y espacios públicos a la gente. Se pensó en las calles únicamente como elementos públicos de tránsito con el objetivo de llegar de un punto A a un punto B. Sin embargo fue hasta hace unas décadas que se comenzó a ver el disfrute de los viajes o desplazamientos, principalmente en ciudades donde las personas pasan hasta tres horas en transporte público o en sus desplazamientos intermodales, incluyendo la caminata. También fue hasta hace poco relativamente, que se comenzó a ver las calles como elementos de disfrute y convivencia, siempre que contaran con ciertos elementos urbanos y de infraestructura.

En los artículos anteriores exploramos la forma en que la tecnología a través de aplicaciones y a través de sistemas de luminarias han sido los principales elementos para cambiar la imagen urbana de las calles, lo cual comenzó en Iztapalapa escalando hasta el Gobierno de la Ciudad de México y llevándolo a nivel Federal. Sin embargo el tercer elemento más importante y con menor visibilidad, es la identidad y apropiación comunitaria por parte de la gente; vecinos, vecinas y comunidad que habita las calles.

En la Ciudad de México tenemos un ejemplo claro de cómo la comunidad se involucra en los procesos de construcción. El gobierno actual cuenta con un enfoque incluyente en la obra pública, sobre todo cuando hablamos de equipamiento, pues tienen como referencia la estrategia de las UTOPÍAS lo cual ha sido un éxito urbano, principalmente en zonas con alto rezago de infraestructura. Esta política, junto con las calles seguras se han implementado de la mano de la comunidad, pues como parte del proceso se realizan pláticas y gestiones con las y los vecinos, quienes brindan ideas y apoyo para el diseño, construcción y activación de los espacios públicos. Las tecnologías han jugado un papel importante en la organización comunitaria, pues a través de mensajes por aplicación o páginas de Facebook de la colonia o localidad, se las y los vecinos se han logrado organizar y utilizan estos canales tanto para participar en las mejoras de su entorno, como para mantenerse informados sobre los servicios básicos para la convivencia, impulsar la venta local e incluso ha funcionado como canales directos con los mandos de seguridad para casos de emergencia.

En la política implementada en Iztapalapa para la mejora de las calles, los vecinos organizados participan también en los murales comunitarios, los cuales reflejan momentos o pasajes de la vida cotidiana o bien ilustran a personas importantes en la vida del barrio. Esto ha permitido que las mejoras de infraestructura y su cuidado sean mucho más duraderas, pues al involucrar a las personas en todo el proceso se va generando una identidad y apropiación con el espacio público. De este modo, se puede enfocar a los espacios públicos y a las calles seguras como espacios que además de ser de tránsito son espacios de convivencia que brindan una vitalidad a la vida urbana.

Las calles seguras tienen varios retos para su permanencia, el primero es el mantenimiento que requieren, pues al contar con varios elementos tecnológicos y de infraestructura garantizar su sostenimiento requiere de mayores recursos y gestiones, principalmente en temas de alumbrado público. Las calles también van a requerir de mantenimiento de limpieza, poda, cuidado y esto puede tomarse como un reto o bien como un impulso para mantener una activación de las calles a través de los tequios que en su origen era un intercambio que se da de forma natural entre todos los vecinos para conservar el entorno y que resulta mucho más orgánico si durante todo el proceso de construcción se involucró a la comunidad. La activación de las calles a fin de que sean vistas como un elemento vivo y dinámico de la vida urbana, es posible alcanzarla también cuando se incorporan otros elementos del ordenamiento territorial como son adecuaciones en el uso de suelo a fin de que existan fachadas activas, así como con amplia infraestructura peatonal.

Finalmente queda preguntarnos cuál es la estrategia de los gobiernos locales y federal para que la obra pública sea un medio ante el objetivo que es el uso disfrute y apropiación del espacio público por parte de la comunidad. Es fundamental impulsar proyectos que permitan involucrar a la comunidad en las decisiones de su entorno, empezando por el elemento básico urbano que es la calle y que esto se debe extender incluso hasta los proyectos presidenciales de alta envergadura. Por lo pronto, queda la reflexión que además de los elementos fundamentales de las tecnologías y el aumento de alumbrado público en las calles y espacios, el factor de mayor relevancia es impulsar el involucramiento de la comunidad a nivel barrial, pues esto permitirá el uso de los espacios de manera activa, autónoma y segura, a fin de que las calles y las ciudades adquieren un dinamismo y vida propia, pues no existe un dispositivo de seguridad más importante que la adopción del espacio por parte de la comunidad.

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