El pasado 5 de octubre, Carlos Navarrete Ruiz y Héctor Bautista López se convirtieron en presidente y secretario del Partido de la Revolución Democrática (PRD), tras ganar la elección interna con el 72.96 por ciento de la votación. El vencedor no se había acabado de acomodar cuando enfrentó la avalancha que provocaron los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa desparecidos desde el 26 y 27 de septiembre. A medida que evolucionaba el problema distintos perredistas dieron la cara, ocasionando que la figura del dirigente nacional se diluyera. El presidente perredista no podía ocultar sus vínculos con el ex gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero, el ex edil de Iguala José Luis Abarca Velázquez y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, porque todos ellos habían sido respaldados por la corriente Nueva Izquierda (NI). Incluso entre los planes del nuevo dirigente estaba darle una curul al exalcalde y la alcaldía de Iguala para su esposa.
Navarrete Ruiz al verse acorralado intentó infructuosamente presionar al ex mandatario guerrerense para que renunciara. Pero al guanajuatense se le olvidó que Aguirre Rivero financió su campaña. Entonces, pidió disculpas por haber postulado a Abarca Velázquez y logró que éste pidiera licencia. Aunque luego el matrimonio huyó de la justicia, hasta que el 4 de noviembre, los atraparon en la delegación Iztapalapa. Sin ambargo, hay versiones que esto sucedió en Veracruz. El procurador general de la Republica, Jesús Murillo Karam, deberá explicar de manera clara dónde se hizo la detención de estos personajes.
Como era de esperarse las peleas internas en el PRD se multiplicaron, el coordinador de los senadores perredistas, Miguel Barbosa les pidió a sus ex compañeros de NI que cooperaran con la justicia. Jesús Ortega le recordó al senador que el fungía como coordinador de los “Los Chuchos” en el momento que eligieron a Abarca Velázquez como candidato a la presidencia municipal de Iguala. Ortega Martínez aseguró que su instituto político era víctima de un linchamiento en los medios de comunicación y en su delirio afirmó que el PRD saldrá impune de esta crisis.
En este contexto, resulta lógico que al ex presidente del PRD Jesús Zambrano Grijalva lo hostigaran universitarios gritándole asesino, el día 4 noviembre. Él aseguró que sus agresores no representaban el sentir de la UNAM. Cabe recordar, un hecho similar sucedido el 18 de marzo del 2013, en la conmemoración de la expropiación petrolera, militantes perredistas persiguieron a Zambrano, y al diputado federal Silvano Aureoles. El rostro se le descompuso, en la huida, los nervios lo traicionaron y se tropezó antes de entrar a su camioneta.
A este mal clima, se añade que el 6 de noviembre, Mirella Guzmán, secretaria de Finanzas en el gobierno de Leonel Godoy en Michoacán (2008-2012) fuera detenida y al día siguiente consiguiera su libertad tras pagar una fianza de más de 453 mil pesos, por el delito de peculado. El primer funcionario de esa administración en caer en prisión fue el ex secretario de Obras Públicas Desiderio Camacho Garibo, se le acusa por su probable responsabilidad en los delitos de enriquecimiento inexplicable y operaciones realizadas con recursos de procedencia ilícita. Mientras, en Morelos la dirigencia estatal del PRD se deslindó del actual alcalde del municipio de Emiliano Zapata, Carlos Martínez Varela quien es investigado por la PGR por supuestos vínculos con la delincuencia organizada.
Tampoco le ha ido bien al fundador del PRD Cuauhtémoc Cárdenas, el 8 de octubre fue expulsado de manera violenta del mitin que se realizaba en el Zócalo capitalino para exigir justicia por los 43 normalistas desaparecidos. Un mes después, el 10 de noviembre el senador perredista Alejandro Encinas fue atacado a gritos y a palos en un café de la ciudad de Xalapa. El perredista es de los pocos que reconocen la debacle moral de su instituto político. Además denunció Abarca Velázquez participó en el secuestro y el asesinato de por lo menos cuatro miembros del PRD.
En la izquierda nadie se ha salvado de la hoguera, Andrés Manuel López Obrador ha sido vinculado con el ex secretario de Salud en Guerrero Lázaro Mazón quien está relacionado con Abarca Velázquez. Acusan al tabasqueño de querer desestabilizar al país, es una exageración. Más bien son los medios de comunicación en los Estados Unidos quienes están interesados en debilitar al gobierno mexicano que empieza a dar señales de estar cansado.