I.- Durante la fiesta de Banorte, en la que Guillermo Ortiz, Alejandro Valenzuela y el junior del júnior de los Hank se disputan el botín y su control, estuvieron como invitados el ex presidente de España: Felipe González, Ernesto Zedillo y, claro, Peña; que camina en la cuerda floja de si se va o se queda, mientras la ingobernabilidad genera la rebelión del pueblo por medio de sus estudiantes. La foto de Guillermo Sologuren (La Jornada: 6/XI/14) lo dice todo: Peña al lado de Ortiz Martínez, presidente del Consejo de Banorte. Antes, Ortiz había dicho que de no “fortalecer el Estado de Derecho, las reformas (de Peña) no darán resultado”. A Peña se le ve con la cara endurecida, o sea, encabronado, mirando a Ortiz con ira, porque casi dijo que las reformas peñistas se irán a la basura. Eso molestó a Peña. Y más aún porque andaba de metiche el “presidente por accidente”, como Lorenzo Meyer describe a Zedillo en su ensayo publicado en Reforma, el mismo día de la foto; pero le faltó agregar que por un sospechoso accidente que privó de la vida a Colosio, en un crimen urdido desde los pasillos de Los Pinos.
II.- Zedillo anda de metiche en algunos eventos y se descuelga de sus asesorías ferrocarrileras estadunidenses y el camuflaje de tener una clase en la Universidad de Yale, para meter su lengua. Dice que “estamos mal, muy mal en Estado de Derecho”, lo cual le ha de haber caído en los testículos a Peña. Pero en esa reunión, soltó que el país va muy bien económicamente. Ahora recuerdo que cuando Zedillo fue ¡secretario de Educación!, invitó a varios periodistas para “intercambiar puntos de vista”. Iba a ser nombrado coordinador de la campaña de Colosio. Y su tema favorito era: que faltaba Estado de Derecho. Lo hizo Salinas presidente y Zedillo nada hizo para construir el Estado de Derecho. Al contrario, destruyó lo poco que había, cuando sin consentimiento del Congreso, decretó que el multimillonario desfalco del Fobaproa lo pagaría el pueblo.
III.- Y con Chuayffet en Gobernación, permitió la matanza de Acteal, de Aguas Blancas y El Charco. Zedillo reinició la criminal política de Díaz Ordaz, Echeverría y Salinas con toda la impunidad, privatizando lo que quedaba de los ferrocarriles que vendió a quienes hoy asesora. La foto de Ortiz Martínez y Peña y la reaparición en la misma escena de Zedillo, demuestra que la impunidad encubre a banqueros y funcionarios; pero dicen que falta Estado de Derecho. Son cínicos. Salinas tiene que ver en las inversiones del Tren que construirían los chinos (y su mafia), mientras Peña fue a China para sellar esa alianza con quienes estuvieron robando el mineral de Michoacán. Y Zedillo, que empolló a Fox y a Calderón, no pierde oportunidad para estar de metiche y ser testigo en la fiesta de Banorte donde se llevaba a cabo la disputa por su control. Si los estudiantes y el pueblo no cambian todo eso, el país seguirá en manos de los ex presidentes, los funcionarios y la complicidad de la élite gobernante con la élite empresarial. El Poder político con sus diferencias, pero unidos para desgraciar a la Nación.
