Carlos Navarrete Ruiz desde que arribó a la presidencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD), ha demostrado su incapacidad: 1) Nunca supo que hacer ante la desaparición de los 43 normalistas el pasado 26 y 27 de septiembre. No condenó abiertamente al ex edil de Iguala José Luís Abarca, y al gobernador con licencia de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero. 2) Después de la salida de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, no emprendió una operación cicatriz con sus adversarios. Las consecuencias de su ineptitud, están a la vista, se ha profundizado el encono entre las tribus perredistas, lo que tarde o temprano terminará en una fractura.
A pesar de este contexto negativo, Navarrete Ruiz vaticina que entregará buenas cuentas en el proceso electoral del 2015, asegura que obtendrá 50 diputados federales. Además ganará el DF, donde la imagen del jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera se encuentra en una caída libre. En Guerrero se apresta a elegir a sus candidatos el próximo 19 de diciembre. De igual manera sueña con recuperar Michoacán, donde su gallo es el diputado federal Silvano Aureoles que se ha dedicado a pelear con todos los perredistas de la entidad.
Navarrete Ruiz ha establecido una estrategia cuya principal arma es conducirse con un bajo perfil, el problema es que casi no aparece. Entre sus promesas destaca que no se fotografiará con el presidente de la República, e implementará un mayor acercamiento con la sociedad. Descarta la necesidad de expulsar a Aguirre Rivero de las filas del PRD. Pronto la realidad lo alcanzará.
Veamos como algunos analistas ven al dirigente del partido del Sol Azteca. El articulista Carlos Ramírez señala que la bancada perredista en el Senado pidió en un decálogo que la PGR castigue a los dirigentes partidistas que designaron a delincuentes como candidatos. La idea es impulsada por Alejandro Encinas y tiene como objetivo obligar a la dirección nacional del PRD a asumir sus responsabilidades, el destinatario del mensaje son “Los Chuchos”.
En ese mismo tono el comunicólogo Raymundo Riva Palacios considera que entre los presuntos responsables de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, se encuentran cinco políticos. El gobernador con licencia Aguirre Rivero quien podría ser enjuiciado por omisión, incluso él encabezó en 2012 la mesa donde decidieron las candidaturas en Guerrero.
Los otros cuatro son: Sebastián de la Rosa, principal protector de Abarca, miembro de “Los Chuchos” y estrechamente relacionado con el exlíder del partido, Guadalupe Acosta Naranjo; El ex secretario de Desarrollo Social de Aguirre, David Jiménez Rumbo de Alternativa Democrática Nacional, que dirige Héctor Bautista, actual secretario general del PRD; Víctor Aguirre, sobrino del gobernador con licencia, de Izquierda Democrática Nacional, que dirige René Bejarano, quien lo destapó como su candidato al gobierno de esa entidad; Jesús Evodio Velázquez Aguirre, secretario general del PRD en el estado, “vinculado a “Los Chuchos”, que lo quieren como candidato a la alcaldía de Acapulco.
Riva Palacios sostiene que dentro de la cúpula del PRD aseguran que Abarca les dio dinero. En caso de confirmarse, el PRD habría cometido un delito al haber recibido recursos del crimen organizado.
Ambos comunicólogos coinciden en que todos los acuerdos de dicha mesa fueron avalados por el entonces líder nacional del PRD, Jesús Zambrano quien deberá explicar por qué aceptó la candidatura de Abarca y aprobó la nominación de su esposa María de los Ángeles Pineda Villa como candidata perredista para el siguiente trienio, a pesar de sus ya conocidos vínculos con el crimen organizado. De paso si es posible saber, cuáles fueron las razones de “Los Chuchos” para respaldar la nominación del priísta Aguirre Rivero como candidato del PRD. Como se puede constatar el sueño de millones de mexicanos en 1988 terminó en una grotesca pesadilla.