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La insuficiente mañanera

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Ante la aprobación en la cámara de diputados de la miscelánea fiscal para el 2022 y la propuesta de reforma energética enviada por el presidente López Obrador para su análisis y discusión, la derecha opositora de México ha trazado una ruta mediática que resulta difícil de enfrentar con la sola presencia del presidente todos los días en sus conferencias mañaneras.

Si bien AMLO no elude ninguna pregunta y resulta victorioso en los debates mañaneros con representantes de medios de comunicación (algunos que actúan como voceros del viejo régimen), la derecha comienza a abrir tantos frentes discursivos que resulta imposible que una sola persona pueda combatir las mentiras opositoras e informar a toda la población.

La estrategia del “Quién es quién en las mentiras” no sólo tiene serios defectos de forma y fondo, sino que tampoco ha tenido el crecimiento necesario en la cobertura de los medios tradicionales ni ha impactado en las cada vez más poderosas redes sociales. Basta una simple revisión a los números de seguidores y reproducciones de los canales de transmisión de la derecha pera concluir que las luces de alerta en la estrategia de comunicación de la 4T tendrán que pasar rápidamente de ámbar a rojo.

Durante la etapa previa al triunfo de morena en la presidencia de la república los discursos de odio no eran menores, la desinformación tampoco, las campañas negras ya habían migrado de los medios tradicionales a las “benditas redes sociales” pero en contraparte el movimiento encabezado por AMLO acertó con la decisión de tener un medio informativo propio, el periódico Regeneración, que los más entusiastas, tecnológicos, obsesionados con códigos QR o recetas mágicas, dirigentes morenistas, hoy, no le ven utilidad para destinar recursos en su difusión. Ese periódico y esa estrategia no tenía quizá los mayores seguidores en redes, pero contaba con un ejército de hombres y mujeres dispuestos a llevar su contenido hasta el último rincón de la patria.

Es ese medio el que tendría las mejores condiciones de combatir la desinformación, las campañas negras que pesan sobre el gobierno. Es en esas páginas donde se debería explicar de forma amplia y asequible de qué se tratan las iniciativas del presidente, cómo nos benefician, qué retos enfrentamos como sociedad y más aún, cómo podemos apoyar desde cualquier trinchera. Más allá del formato que ha adquirido el periódico, la necesidad de un medio de comunicación del movimiento que pueda ser repartido por estructuras partidarias y simpatizantes es indispensable.

Esa fuerza activista hoy intenta ser sometida a una discusión monotemática de su proceso de renovación, se pretende suprimir su principal función que es informativa y organizativa utilizando una copia bastante mala y por lo tanto poco creíble de un discurso “histórico” de que hace falta partido en la 4T, comparando los retos que hoy enfrenta AMLO a los vividos por Madero en la época de la revolución.

Lo que los recién conversos tecnócratas no comprenden o no les han dicho sus asesores es que la actitud y parálisis que han impuesto al partido del presidente no se parece en nada al activismo y compromiso de Madero sino a los peores antecedentes del régimen de Porfirio Díaz que aquel “Partido Democrático” impulsado por Madero pretendía combatir. Basta recordar lo que se pensaba de las figuras de jefaturas políticas hoy reencarnadas en delegaciones partidarias especiales “El Partido Democrático reconoce que la base más firme de la democracia es la organización y desarrollo del régimen municipal, y pide en consecuencia, que las Jefaturas y Prefecturas políticas sean suprimidas en toda la República, por ser incompatibles con dicho régimen” eso decía la declaración de aquel partido cuyas discusiones serían retomadas más tarde por Madero a pesar de que algunos acusaban los planteamientos como radicales.

Como en aquel entonces hoy el proyecto de la 4T no tiene más salida que la movilización, la profundización del cambio depende en gran medida de una amplia estrategia de comunicación, de boca en boca con la misma fuerza o mayor (por la experiencia acumulada) de cuando se era oposición. Una estrategia que tenga diversos frentes, lo mismo en espacios de medios tradicionales, que, en redes sociales, pero sobre todo en territorio. De lo contrario el esfuerzo titánico de AMLO en “la mañanera” seguirá siendo insuficiente.

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