Natalia Antezana / @Natalia3_0
Con lo malo, llegó lo bueno. El 1 de diciembre de 2012 marcó el fin de una etapa de libertades en la Ciudad de México, luego de las detenciones arbitrarias durante la protesta presidencial de Enrique Peña Nieto. Pero también significó el debut de un grupo que se ha vuelto esencial para los manifestantes del país. Se les conoce como “La Liga” y, como superhéroes, usan sus poderes para combatir el mal. Esta es su historia.
(5 de octubre, 2013).- Desde las 3 de la mañana, los disidentes del PRI empezaron a salir de sus trincheras. Hacía frío, hambre y el viaje hacia el centro de la capital mexicana era largo con el Metro cerrado, pero desde las redes sociales la convocatoria había traspasado fronteras para que todos aquellos que abrieran las puertas de su casa para salir a protestar, también le cerraran el camino al próximo ejecutivo federal.
“Peña Nieto no es mi presidente”, era el lema de aquel día, el 1 de diciembre de 2012, la fecha elegida para que a las 11 de la mañana el candidato electo a la Presidencia de la República se colocara la banda tricolor en el pecho y diera por inaugurado el temor de quienes habían madrugado: el PRI habría regresado después de 12 años.
Guiados por la etiqueta #1DMx, cientos se ubicaron afuera de la Cámara de Diputados. Adentro, el exgobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, juraba como líder del país por seis años; afuera, un cerco conformado por vallas de aproximadamente tres metros de alto rodeaba el recinto para aislar los gritos de los disidentes.
Antes de amanecer había vallas de metal y madera, mil 500 policías federales, 2 mil uniformados capitalinos, agentes vestidos de civiles y policías de tránsito que hacían labores de preventivos. En tan árido escenario, algo difícilmente podía sembrarse. Pero creció.
Se plantaron, primero, unas 350 personas, que partieron en la madrugada del Monumento a la Revolución; luego se incorporaron, ya a las afueras del cerco, aproximadamente 2 mil maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Algunos del DF, la mayoría de Oaxaca.
La respuesta del choque fue proporcional al enojo por el opaco triunfo del PRI: el golpe de una bomba de humo dejó en coma al profesor de teatro Francisco Kuykendall, sin el ojo derecho al estudiante universitario Uriel Sandoval, decenas de heridos por impactos de las balas de goma en cabeza, piernas y brazos. No paró ahí: los manifestantes decidieron continuar sus protestas en el centro de la Ciudad de México, donde más de 100 personas fueron detenidas -97 fueron puestas a disposición de la Fiscalía Central de Investigación de la procuraduría local, 70 trasladados a los reclusorios y 14 enfrentan actualmente un proceso judicial, pese entregar evidencia de su inocencia- y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal documentó dos casos de tortura.
Pero de esa lista negra, nació una blanca: los abusos de las autoridades generaron que, horas más tarde, naciera un colectivo que defendería los derechos de las personas que fueron detenidas arbitrariamente.
Abrieron la puerta y se hicieron llamar “La Liga de Abogados Primero de Diciembre”.
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“Llegué corriendo. Sabía que habían detenido a muchas personas. Yo también estuve ahí, lo vi. Cuando entré, un oficial de policía me confundió, pensó que formaba parte del grupo de jóvenes que acababan de atrapar. ‘Qué pasó oficial, yo soy abogado, vengo a defenderlos’, le contesté. Aunque tuve que irme a mi casa a ponerme el disfraz de licenciado, para que me creyeran y no hubiera problema”, cuenta Guillermo Naranjo, vestido formalmente, de traje y corbata.
“Ahí, ahí, en la banqueta, nos vimos y nos reconocimos. Empezamos a juntar a los abogados que por cuenta propia o por la detención de algún familiar iban llegando poco a poco”, secunda Jenny Godínez, con el cabello rojo y una sonrisa que denota cierta picardía.
Aquella noche, muy noche, del #1DMx y la madrugada del día siguiente, la banqueta de la agencia 50 del Ministerio Público del Distrito Federal se convirtió en la cama de familiares y amigos de los detenidos, quienes veían con enojo cómo el reloj arrollaba las esperanzas de que quedaran subsanadas las violaciones a los derechos humanos de sus seres queridos.
El derecho a la seguridad ciudadana, derecho a la libertad y seguridad personales en relación con el debido proceso legal, derecho a la integridad personal y derecho a la manifestación y protesta estaban quebrados, pero no los acompañantes de los presos políticos de aquella noche. Ellos, los de la banqueta, fueron los testigos perfectos para empezar a estirar, lo que días después, se conocería llanamente como “La Liga”.
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“’La Liga de Abogados Primero de Diciembre’ es un grupo de mexicanos y mexicanas comprometidos con el cambio profundo de nuestro sistema injusto a través del derecho y de lo legal”, explica Jesús Robles Maloof, abogado defensor de derechos humanos, quien también coincidió en esa banqueta la madrugada del #1DMx.
Explica que “La Liga” es un colectivo de –depende el mes– diez a trece litigantes con ideas políticas propias, que siempre estarán del lado de quienes luchan por sus ideas. Sus banderas son el derecho a la protesta y la libertad de los presos políticos, por lo cual seguirán trabajando sin cobrar un solo peso.
“Nuestro servicio no tiene costo y defendemos el derecho a la libertad. En muchas ocasiones nos han ofrecido negociar: darle la libertad a unos por la cabeza de otros. Siempre hemos rechazado cualquier intento de negociación”, recuerda Maloof, quien también pertenece a la Asociación Civil Propuesta Cívica.
El abogado cuenta que, en la madrugada del 2 de diciembre, se percataron de que darían inicio las declaraciones y se dieron cuenta que aproximadamente el 40 por ciento no tenía un abogado defensor porque no sabían cómo contratar uno o les faltaba dinero para los honorarios de uno privado. Y aceptar el abogado que les proporcionaba la procuraduría –la misma dependencia que los acusaba– era tanto como perder el caso.
“Así que decidimos no dejar a nadie sin alguien que lo asesorara en su defensa”, dice, con un timbre de orgullo.
Cuando se tomó esa decisión, “La Liga” marcó su estampa de héroes y heroínas: la noche se aligeró para muchos que respiraron aliviados. Había abogados, había causa, había gratuidad.
Había posibilidades de que detenidos como Rodrigo André Nieto Bojórquez, de 18 años, quedaran libres. Su caso ejemplifica a todos: según la averiguación previa ACI/T2/322/12-12 de la PGJDF, el joven fue detenido simultáneamente con cuatro personas por el delito de ataques a la paz pública. Según los dichos de dos policías, Rodrigo insultó y arrojó piedras a los uniformados, pero dos videos de un manifestante anónimo desmintieron las acusaciones, pues al momento de su detención no se observan agresiones ni resistencia.
Si esos abogados desconocidos habían decidido representar a todos, sí había esperanza.
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“’La Liga’ nace frente a un acto brutal represivo, de corte fascista por parte de Marcelo Ebrard. Espontáneamente, se llegó a reunir un grupo grande de personas, más de cien, entre aquellos que tenía algún familiar detenido o los que llegamos en solidaridad ante un acto de esa naturaleza”, dice Juan de Dios Hernández Monje, quien asumió en cierta medida el liderazgo de la Liga.
Juan de Dios comenta que se decidió asumir la defensa de los jóvenes al considerar que eran detenciones arbitrarias y que no coincidían las versiones públicas de los hechos con los testimonios de los detenidos. Aunque dentro del mismo grupo se habían generado divisiones sobre las formas de asumir la defensa, había una coincidencia: todos deben salir. Sí o sí.
Ahora, con la experiencia de la marcha del 10 de junio de 2013, del #1Smx y del #13SMx, cada integrante, con su propia historia, circunstancia, característica y forma de pensar, han fortalecido a este grupo de defensores que se ha vuelto un parasol para los detenidos de manera arbitraria en la Ciudad de México.
Son Guadalupe Itzi Guari Hurtado Bañuelos, Mariana Jenny Godínez Alamillo, José Alejandro Esquivel Díaz, Andrés Aullet Paulino, Miguel Méndez Villagomez, Juan de Dios Hernández Monje, Guillermo Alan Naranjo Estrada, Jorge Miranda, Pedro Raúl Suarez Treviño y Jesus Robles Maloof.
Y es muy probable que “La Liga” –que muchos ven como un símil de “La Liga de la Justicia”– entre en unas horas en acción con sus poderes legales para interceder por los manifestantes detenidos en la marcha de conmemoración del 45 aniversario del 2 de octubre de 1968.