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Latinos celebran a León XIV en Chicago, pero en sus casas: temen a la deportación masiva

Nadie es profeta en su tierra, ni siquiera León XIV en Chicago.

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Chicago, Estados Unidos.- Robert Francis Prevost Martínez, ahora conocido como León XIV, nació en Chicago. Sin embargo, su nombre no resuena entre la comunidad católica de la tercera ciudad más grande de los Estados Unidos, aunque eso no les impide sentirse orgullosos de que el primer papa estadounidense sea de su ciudad, mientras que la comunidad latina, que también se debe sentir representada por un papa con nacionalidad peruana (se naturalizó luego de realizar su obra pastoral en el país inca por 30 años) se resguarda, con miedo a que una celebración de su fe termine en una deportación.

En las primeras horas tras el nombramiento de Prevost como papa, la ciudad de Chicago siguió con su movimiento regular en su zona centro, un movimiento que de acuerdo con otros oriundos de la ciudad de los vientos, lleva meses en declive a la sombra de la segunda administración Trump.

Los activistas de la ciudad, aquellos elementos de la comunidad mexicana (Chicago es la tercera ciudad con más mexicanos en Estados Unidos) que conservan las raíces del movimiento chicano hablan del nuevo papa con esperanza, pero inevitablemente Trump, su imágen y su conocido desprecio por la ciudad, vuelve a tomar el centro de la conversación.

“Ni siquiera mencionó a Chicago en su mensaje de felicitaciones a León XIV, algo es algo”, dice una residente mexicana de Little Village, La Villita, un barrio principalmente mexicano (junto con Pilsen, las comunidades de latinos más grandes de la urbe), en una ciudad que tiene su propia iglesia a la Virgen de Guadalupe.

Bienvenida al papa León XIV en la Arquidiócesis de Chicago. Foto Revolución 3.0 / Juan Pablo Guerra
Bienvenida al papa León XIV en la Arquidiócesis de Chicago. Foto Revolución 3.0 / Juan Pablo Guerra

Desde su primera presidencia Trump fue enfático en su desagrado por Chicago, desde su estatus como ciudad santuario hasta su fama como una urbe liberal con diversos movimientos de activismo.

Trump aseguró en su regreso del Vaticano que su asistencia al funeral de Francisco, con quien tuvo más de una diferencia ideológica, fue en parte para mantener sus números entre la comunidad católica (el 18% de los Estados Unidos según el último censo nacional), por lo que los activistas de Chicago esperan que este nombramiento papal quizá le dé un respiro a la ciudad del embate presidencial.

“Nos da esperanza para los residentes de Chicago, que hemos sido blanco político, hemos sido amenazados, blanco de la administración federal con amenazas de deportaciones masivas, retención de recursos federales. Esto llega en un momento crítico para la ciudad, nos llena de aliento”, asegura Byron Sigcho-Lopez, concejal local de la ciudad y de origen ecuatoriano, quien ve en el momento histórico una paz momentánea.

Que esa paz momentánea se traduzca en un paso atrás de la administración federal respecto a sus amenazas de retener fondos a la ciudad es algo que la comunidad deberá esperar para ver materializado, si es que ocurre.

Trump ni siquiera mencionó a Chicago en su mensaje de felicitaciones a León XIV.

Para las activistas, residentes y migrantes mexicanas de Chicago, León XIV tiene la oportunidad de seguir con el legado de Francisco, cuyo mensaje llegó incluso a quienes no profesan la religión católica. Por lo que esperan que con ayuda de su origen y su patria adoptada, León XIV pueda ser un puente, en todos los sentidos.

Mientras tanto el Chicago no religioso sigue su movimiento tradicional, mermado por las confrontaciones gubernamentales, preocupado por su futuro y compuesto por más migrantes que casi cualquier región de los Estados Unidos.

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