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“Lo que haces marca la diferencia”. Adiós a la guardiana de los chimpancés: muere Jane Goodall a los 91 años

Este miércoles primero de octubre, falleció Jane Goodall a los 91 años. La etóloga británica dedicó su vida a revelar la inteligencia y emociones de los primates y a defender la naturaleza en todo el mundo.

La ciencia y la conciencia planetaria están de luto: Jane Goodall, la etóloga británica que exploró la vida social, emocional y cultural de los chimpancés, falleció este miércoles 1 de octubre a los 91 años, según informó su propio instituto. La causa oficial fue natural.

Considerada una de las mayores voces de la defensa ambiental y del reino animal, Goodall convirtió su fascinación infantil por los primates en una de las trayectorias más emblemáticas de investigación y activismo del siglo XX y XXI.

Una vida al lado de los chimpancés

Desde que llegó a África en 1960, a la reserva de Gombe (Tanzania), Goodall se adentró con paciencia y respeto en el mundo de los chimpancés salvajes. Pionera en observar que estos animales no solo usaban herramientas, sino que tenían personalidades, emociones y vínculos fuertes, rompió con paradigmas científicos de la época que reservaban esas capacidades exclusivamente para los humanos.

Se sentaba en árboles con ellos, compartía plátanos, les dio nombres en lugar de números y, poco a poco, se ganó su confianza. Esa relación íntima le permitió documentar comportamientos que estremecieron al mundo: abrazos, gestos de duelo, juegos sociales y comportamientos éticamente complejos.

Con el paso de los años, Goodall fue más que una investigadora: se volvió una figura pública global, una mensajera incansable del planeta que recordaba una y otra vez que “lo que haces marca la diferencia”.

De los descubrimientos a la acción

Su influencia no se limitó al laboratorio natural: Goodall fundó el Instituto Jane Goodall, impulsó el programa “Roots & Shoots” (Raíces y Brotes) para vincular a jóvenes con proyectos de conservación ambiental, y participó activamente en foros mundiales sobre biodiversidad, derechos animales y cambio climático.

“Los descubrimientos de la doctora Goodall como etóloga revolucionaron la ciencia, y fue una incansable defensora de la protección y restauración de nuestro mundo natural”, declaró el instituto al anunciar su partida.

Con su muerte, queda un canal vivo entre la ciencia y la ética, entre el estudio del comportamiento animal y la urgencia de preservar los ecosistemas.

Una voz que ya no hablará, pero que seguirá resonando

Goodall nació el 3 de abril de 1934 en Londres. Desde niña, su pasión por los animales la acompañó; su vínculo con un chimpancé de peluche llamado “Jubilee” marcó el inicio simbólico de una vida dedicada a la naturaleza.

Durante décadas, su voz fue una llamada constante: no al silencio, no a la indiferencia. Hoy, su legado se transmite en programas de educación ambiental, en investigaciones que siguen en Gombe y en millones de personas que abrazaron su visión de respeto.

Aunque Jane Goodall ya no esté, su mensaje sigue claro: cada acción cuenta. Y en un mundo que se debate entre el olvido y la supervivencia, su huella servirá como brújula para quienes quieran actuar con conciencia.

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