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Los expertos en dolor crónico reclaman más tratamientos para los pacientes

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(04 de septiembre, 2015).- El dolor físico se define como una percepción sensorial localizada, molesta y subjetiva, que puede ser más o menos intensa, y que se siente en una parte del cuerpo. Es el resultado de una estimulación de terminaciones nerviosas especializadas. Pero sobre todo, afecta de forma crónica –es decir, de forma repetida durante tres meses o más– a más del 20% de la población adulta de Europa.

Desde el 2 al 5 de septiembre, alrededor de 4.000 expertos de todo el mundo se reúnen en Viena para poner en común los últimos avances y futuras investigaciones en el campo del dolor durante el 9º Congreso de la Federación Europea (EFIC, por sus siglas en inglés) sobre esta condición, que solo en el continente aqueja a más de 80 millones de personas.

Durante la rueda de prensa de presentación, Chris Wells, presidente de EFIC, ha subrayado que se requiere “una mayor atención al dolor crónico. Más de la mitad de los pacientes con dolor crónico tardan al menos dos años en recibir un tratamiento adecuado. Un tercio no consigue ningún tratamiento y sobre un 38% opina que el tratamiento recibido es insuficiente”.

En palabras de Wells, “el dolor crónico pronto se definirá como una condición propia en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. Así, este tipo de dolencia se incluye en la versión beta de la 11ª revisión de dicha clasificación, que se pondrá a prueba en la práctica hasta agosto de 2016.

Las cifras de dolor crónico

El dolor crónico es un problema médico, económico y social que también influye de forma indirecta en la productividad laboral, mermada unos 34.000 millones de euros debido a esta condición. Aunque dos tercios de las personas con dolor crónico en Europa están técnicamente en su trabajo, sus condiciones representan 500 millones de días de enfermedad al año. El más común es el dolor de espalda, referido por el 63% de todos los pacientes.

“Necesitamos invertir en la investigación del dolor, sobre todo en la prevención del dolor crónico, su tratamiento y rehabilitación. Menos dolor crónico supone menos sufrimiento y mayor productividad. Podemos lograrlo, pero no podrá ser de forma gratuita”, concluye Wells.

2015: El año del dolor neuropático

Uno de los grandes temas tratados en el congreso de Viena será el dolor neuropático, después de que la EFIC eligiera 2015 como año europeo de este tipo de dolencia. De hecho, alrededor de 25 millones de europeos sufren dolor neuropático –dolor crónico intenso causado por un nervio dañado–, pero muchos de ellos no reciben el tratamiento adecuado.

Según Wells, “a veces hay una falta de medicamentos y otras veces una falta de conciencia, pero es necesario cambiar esto para que los pacientes pueden empezar a beneficiarse de una terapia apropiada en una fase anterior”.

Los datos apuntan que la mayoría de las personas que sufren dolor neuropático necesitan años para que sea diagnosticado y tratado correctamente. Para los afectados, los médicos prueban, además de fármacos, otras opciones como fisioterapia, bloqueos nerviosos, terapia psicológica o dispositivos médicos: neuroestimuladores (que envían impulsos eléctricos suaves) o bombas de infusión (que administran medicación directamente en el líquido alrededor de la médula espinal).

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