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Los falsos pleitos de la derecha y la profunda crisis en México

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La crisis es tan profunda en México que no podrá ser superada con la sola renuncia de Enrique Peña Nieto. Hace ya buen tiempo que la Presidencia de la República está acéfala, lo que hay en Los Pinos es una gerencia general al servicio del grupo dominante de la oligarquía, por el que cobra extraordinarios dividendos. Lo que urge es un cambio de régimen, de manera pacífica, sin caer en las provocaciones del aparato represor, tal como lo quiere para justificar lo que la derecha en el poder considera la única salida que le queda

Es este contexto, no debe uno dejarse llevar por los pleitos que traen los dirigentes del PRI y del PAN, pues lo único que buscan es distraer a la opinión pública y hacer creer que están divididos, cuando en la práctica obedecen a los mismos intereses oligárquicos. Es de tal magnitud la descomposición del sistema político en su conjunto, que ambos buscan deslindarse de la realidad actual y echarse la culpa unos a otros. Esto ya no se los cree nadie: ambos partidos forman una unidad reaccionaria. Lo que buscan los panistas es seguir siendo los principales socios del priísmo, situación que ven en riesgo con el apuntalamiento de la franquicia llamada Partido Verde.

César Camacho Quiroz, dirigente formal del PRI, acusó a los panistas de la violencia. Dijo que “estamos viviendo las secuelas de la absurda guerra en que (Felipe Calderón) involucró al país”. Con ser cierta esta afirmación, también lo sería que la descomposición del tejido social del país no la iniciaron los panistas, aunque en los dos sexenios que estuvieron en Los Pinos la recrudecieron con sus políticas públicas de corte fascista. Cabe preguntar: ¿los dos años que lleva Peña Nieto en el poder, no han sido suficientes para haber corregido la estrategia criminal de Calderón?

Los hechos patentizan que lo que hizo el actual inquilino de Los Pinos fue continuar la ruta seguida por su antecesor, mientras que en el año 2000 Vicente Fox desaprovechó la invaluable oportunidad que le dio la sociedad mayoritaria para que enderezara la ruta trazada por Ernesto Zedillo y no lo hizo, sino que la apuntaló y hasta lo protegió por las terribles corruptelas que llevó a cabo, con la venta de los Ferrocarriles Nacionales de México y la puesta en marcha del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), entre otras.

Es válido recordar que en los dos sexenios del PAN al frente de las instituciones nacionales, el precio del barril de petróleo no bajó de cien dólares. ¿Qué se hizo con los miles de millones de dólares que ingresaron por ese concepto? ¿Por qué Peña Nieto no pidió rendición de cuentas como era lo razonable y que le habría dado la legitimidad que no tiene hasta la fecha? Obviamente, por la cadena de complicidades que no puede romper la derecha, que se viene fortaleciendo desde que Miguel de la Madrid inició el periodo gerencial en Los Pinos.

Ahora el dirigente nacional del PAN sale con la bufonada de que “es necesario un cambio de rumbo”. Sin ningún asomo de rubor, Ricardo Anaya dijo: “Es indignante ver cómo este mal (la corrupción) se ha infiltrado en los gobiernos y constituye una amenaza para la paz y la gobernabilidad”. Se observa que no hay un asomo de autocrítica, pues la corrupción en los sexenios de Fox y Calderón no desmereció a la que caracteriza a los priístas. Esta actitud la aprovechó Camacho Quiroz para decir que Calderón “se erige en el rey de los pretextos, al ver hacia otras instancias sin el más elemental ejercicio de autocrítica sobre dónde estuvieron los yerros de su gobierno”.

Así respondió a las críticas de Calderón de un día antes con respecto a la estrategia en materia de seguridad del gobierno de Peña Nieto. El común denominador en los dos dirigentes partidistas es el cinismo, pues ni panistas ni priístas han demostrado tener un mínimo sentido autocrítico. Si nos sigue “gobernando” la derecha, lo saben cada día más ciudadanos que abren los ojos a la realidad, es porque tienen secuestradas las instituciones, entre ellas el aparato electoral nacional. El día que pase a manos de la sociedad, ese día abriremos las puertas de la democracia, no podrán seguir defraudando el voto popular.

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