Pese a tener una condena por 12 años y un mes de prisión por el caso Petrobras, el ex Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se prepara para disputar las elecciones. Por ahora sigue liderando las encuestas y ni siquiera su encarcelamiento le ha hecho perder intención de voto, señala Reforma.
En el último sondeo, el ex Mandatario obtuvo un 31 por ciento de intención de voto, más del doble que el segundo clasificado, el ex militar de extrema derecha Jair Bolsonaro.
Diariamente llegan militantes de izquierdas de todo Brasil al edificio de la Policía Federal para mostrar su apoyo al ex Presidente. “Pretendo quedarme aquí hasta que salga. Lula sacó a millones de niños de la pobreza; fue fundamental para el país”, afirmó Richard Faullaber, de 63 años, afiliado al PT desde 1981 y profesor voluntario en una favela.
Prácticamente diario recibe a sus abogados, los jueves, sus hijos, nuera y nieto se reparten el día de visita con algunos amigos y nombres importantes del partido, con quienes discute estrategias políticas.
El camino del líder brasileño se ve cada vez más complicado pues la legislación brasileña impide que los condenados en segunda instancia, como es su caso, puedan ser candidatos y, tras registrar su candidatura, esta podrá ser impugnada por el tribunal electoral.
La única posibilidad de que Lula pueda disputar las elecciones es que los tribunales supremos acepten la tesis de que aún tiene posibilidades de ser absuelto en última instancia.
Si las estrategias de sus abogados prosperan da Silva será el primer candidato a la presidencia preso desde el regreso de la democracia. “Lula es nuestro Pelé. Nosotros no dejamos al mejor del equipo en el banquillo”, afirmó al El País la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, que lo visita frecuentemente.