De acciones y resultados se construyen las historias de los políticos, la gente los recuerda en función de los errores y aciertos. Y si en el país existe una sociedad civil con memoria, esa es la Ciudad de México.
Los capitalinos nunca han perdonado, al menos no a sus dirigentes locales, y en función de lo que viven y/o padecen, en las urnas se los cobran. En el caso de Andrés Manuel López Obrador, será recordado principalmente por sus acciones en el rubro de seguridad social, ya que fue quien multiplicó las guarderías para beneficio de las madres trabajadoras, dio paso a la construcción de centros de salud y también afianzó el crecimiento de universidades, siendo el primero en ejecutar programas sociales universales.
Por su parte, con todo y el escándalo de la línea 12 del metro, Marcelo Ebrard, dio paso al seguro de desempleo, creo una nueva red de transportes, el turismo creció, además de ser quien impulsara el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En tanto Mancera, podría ser recordado por violentar y detener en forma arbitraria a manifestantes el mismo día que tomaba posesión, acción que ha seguido repitiendo durante todo su mandato, no por nada lo han calificado como “el represor“, así también en este mandato, el sistema de justicia también le ha sido reprochado y ser quien aumentó en un 66% el precio del boleto del metro.
Sin dejar de contar el crecimiento excesivo de mega obras y proyectos, que han sido rechazados constantemente por los capitalinos, que en algunas ocasiones han logrado detenerlos, salvando valiosas áreas verdes de la ciudad. Distintas son las acciones, por las que Miguel Ángel Mancera ha sido cuestionado, y en otras incluso repudiado, como es el caso de las fotomultas y los doble ‘hoy no circula’.
Y es que Mancera, parece no haber hecho nada digno de ser recordado por los capitalinos, no hay programas sociales relevantes u obras que reflejen un verdadero beneficio para la Ciudad de México. Sin embargo, esto no parece importarle, ya que a la lista de sus desaciertos, hoy suma la “marca CDMX”.
Probablemente Mancera podría pasar a ser recordado, también, como el jefe de gobierno –usurero- que convirtió a la ‘Ciudad de México CDMX’ en una marca y por consiguiente le puso precio. Así tomó el símbolo de su actual administración y en un hecho inédito, bajo el argumento de ‘no uso indiscriminado”, ni con “fines políticos” o sin autorización a escala nacional e internacional, también podrá explotar dicho logo.
La ciudad capital se ha convertido en una marca, la cual se intenta posicionar a nivel mundial por medio de un derroche de millones en campañas publicitarias, incluido un gigantesco avión. Sin embargo el principal problema radica en que ni los mismos capitalinos tienen empatía con las siglas CDMX.
Se necesita más que una campaña publicitaria, después de las acciones represoras y atracos -por medio de impuestos por cualquier cosa-, para que la ciudadanía se identifique con dicho logotipo, que a su vez se relaciona con un gobernante que lo usa para un supuesto comercio turístico, cuando la capital ha caído en serios problemas derivado de la mala administración actual.
Mancera el comerciante, el represor, el fracaso de la CDMX, el gobernante que en su segundo año de mandato ya tenía un nivel de aceptación inversamente proporcional al de su arranque. Principalmente porque con el también deseoso de la silla presidencial, el “decidiendo juntos”, se convirtió en una cruel burla e ironía de este gobierno.