Esta semana la medalla de horror se la lleva el gobernador panista Cabeza de Vaca, quien pese a estar acusado por la Fiscalía General de la República (FGR) de delincuencia organizada y lavado de dinero, se presume inocente.
Y peor aún, acusa a Palacio Nacional, y por ende al presidente López Obrador, de ser los gestores de las acusaciones en su contra.
Por lo que cínicamente, y con lo que parecen patadas de ahogado, el pasado miércoles 24 de febrero fue a la Cámara de Diputados a exigir el acceso al expediente. Con el fin de tener una defensa “justa y adecuada”.
“Yo quiero ser muy claro, estas denuncias que hoy en día se están presentando a la Cámara de Diputados, no son producto de la casualidad. Sino de una persecución política dada directamente de Palacio Nacional”, dijo.
Además (cual telenovela o serie), manifestó que si es culpable de algo es de no haberse sometido al Gobierno Federal.
Sin embargo, las acusaciones en su contra por parte de la FGR, e inclusive del PRI, dan cuenta de que efectivamente no se trata de una persecución política, sino de una acción legal plenamente justificada.
La FGR lo acusa de estar involucrado en delitos de delincuencia organizada al triangular 42 millones de pesos. Así como de un presunto enriquecimiento ilícito por casi mil millones de pesos y defraudación fiscal equiparada.
Sumado a ello, el gobernador en proceso de desafuero, es acusado de financiar sus campañas electorales con recursos del crimen organizado.
Cártel del Golfo lo “apoya” desde 2004
Desde 2004, se presume que el Cártel del Golfo habría financiado campañas electorales del panista. Ese año se financió su campaña para la presidencia de Reynosa. Su padrino fue otro personaje muy particular: Tomás Yarrington.
En 2006, Cabeza de Vaca concedió un permiso para que la organización delincuencial realizara un evento del día del niño. Evento donde “se repartieron juguetes y se distribuyeron tarjetas de felicitaciones firmadas por Osiel Cárdenas Guillén, el líder del Cártel del Golfo”.
En 2016 el PRI lo volvió a acusar de comprar a tres presidentes municipales con dinero del cártel del Golfo.
Y si eso no basta, sobre el gobernador panista versa una acusación que data de 1986. Cuando elementos de seguridad lo detuvieron por un presunto robo de armas acontecido en Texas.
No son pocas las acusaciones, y no provienen de Palacio Nacional. Son expedientes serios que la FGR constituyó y entregó en seis cajas con 27 tomos a la Cámara de Diputados para iniciar el proceso de desafuero.
Que el cinismo no le gane a la justicia. Cabeza de Vaca tendrá que pagar por los crímenes que cometió. Eso es parte de la transformación que los mexicanos demandaron desde 2018.