Durante esta semana, se presentó uno de los conflictos más importantes de lo que va del año: padres de familia demandaron el desabasto de medicamentos contra el cáncer que sus hijos necesitaban.
Tras las protestas, Andrés Manuel López Obrador atendió de inmediato los reclamos. En una conferencia matutina ofrecida un día después, explicó, junto con Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, que la falta de suministros no se debía al gobierno federal, sino a una inadecuada gestión del Hospital Infantil.
Quedó entonces en evidencia el turbio contubernio que la salud pública tenía con una empresa farmacéutica: cómo esta alianza, afianzada desde sexenios anteriores, habían privatizado el derecho a la salud a sólo unos cuantos y, eso sí, bajo sus propias normas.
Ciro y De Mauleón: los dos grandes evidenciados
Para la mayoría de los mexicanos, la exigencia de los padres era no sólo justa, sino necesaria. Incluso, esa fue la inclinación de Andrés Manuel, quien aseveró que estaban en todo derecho de protestar e invitó a seguir haciéndolo en caso de que no se resolviera el problema.
Sin embargo, algunos periodistas tomaron la dolorosa situación por carne de cañón para evidenciar lo que a su parecer, sería el fracaso más contundente de la 4T; no sólo en materia política y social, sino de carácter personal, señalando al Ejecutivo como el culpable de toda la desgracia.
Ciro Gómez Leyva presentó una serie de reportajes donde, por medio de testimoniales, acusa al nuevo gobierno de la falta de medicamento. Con una fórmula televisiva ensayada desde hace años, las historias lograron viralizarse de inmediato.
Sin embargo, el comunicador dejó pasar -como por descuido- el hecho que la nueva administración federal ha dejado en evidencia desde hace meses: la existencia de laboratorios -PISA, en concreto, una de las empresas favoritas de Enrique Peña Nieto- que no sólo tenían centenares de cajas de medicamentos que aseguraban no tener, sino que ahora es la responsable de las condiciones médicas que ocasionan la falta de entrega a los menores.
Otro caso fue el de Héctor de Mauleón, quien en su columna para El Universal responsabilizó a AMLO de que una familia tuvo que abandonar el país por falta de atención médica.
También durante la conferencia matutina, quedó en evidencia. La especialista que llevó el caso de la menor, mandó una aclaración al presidente donde explica que la niña era tratada en el Centro Médico XX de noviembre. Aseguró que, contrario a lo que dice el periodista, la pequeña recibió el tratamiento, logrando la revisión de la enfermedad.
En la carta, la doctora explica que la niña fue bien atendida y que incluso, sus padres agradecieron la atención.
No obstante, debido de una alergia que la menor presentó por el medicamento, los padres consultaron a los doctores del Hospital sobre cómo sortear la dificultad. Posteriormente, decidieron irse a Suiza, esto, con la supervisión previa de éstos doctores mexicanos.
El presidente ha insistido en que es derecho de todos disentir. Pero también ha efectuado el suyo a aclarar las versiones tergiversadas:
“No daremos paso a la máxima del ‘Hampa del periodismo’ que afirma que la calumnia cuando no mancha tizna”, sentenció.
Así, queda en evidencia la memoria selectiva y la crítica sesgada de sólo una parte de la realidad. Ninguno de los dos periodistas, por lo menos no recientemente, han puesto tanto empleo en desentrañar cuál es la causa de lo que ahora acontece. La crítica se agota en una mira corta, ni siquiera alcanza al gobierno federal, se agota en el personaje presidencial.