La Medalla de Horror de esta semana corresponde al ex conductor de Televisa, Carlos Loret de Mola. Por sus constantes justificaciones respecto a su actuar periodístico. Y, sobre todo, por ser un ejemplo de todo aquello que no es, ni debe de ser jamás, la ética de un periodista.
Esta semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó en su conferencia matutina el montaje realizado por Televisa en torno al caso de la francesa Florence Cassez, en 2005.
Todo lo que debes saber sobre el telemontaje de Florence Cassez en el que participó Loret de Mola
En el que, de la mano del entonces titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro García Luna, elementos de la dependencia ingresaron al rancho Las Chinitas. Donde capturaron a los integrantes de la banda de secuestradores denominados Los Zodiacos, encabezada por Israel Vallarta y su entonces pareja, la francesa Florence Cassez.
Así, Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión, desentrañó el montaje y afirmó que casos como el presentado “dejaron escuela”.
“No me di cuenta”
¿Y qué respondió Loret? El conductor de Latinus insistió en que “no se dio cuenta”, y que el estado mexicano lo persigue por decir lo que otros callan. Es decir, ante las acusaciones y pruebas de uno de los casos, que no el único como también afirmó Villamil, más cínicos del supuesto periodismo en México. Ante un montaje que se burló de millones de mexicanos. Y marcó pauta para hacer de los medios el principal artífice de los políticos en turnos. Loret de Mola acusa y no asume responsabilidades.
Este ejemplo es lo que no se quiere ni se debe practicar en el periodismo mexicano. Los ciudadanos merecen respeto, merecen que se informe con la mayor objetividad (que es difícil al 100 por ciento, y se entiende), y que se les informe, sobre todo, con la verdad.
La democracia en México requiere un periodismo a la altura, medios que no oculten sus financiamientos, pues con ello, se da una clara muestra de transparencia y se deja abierto el debate sobre cuál es su posición política. Porque los medios difícilmente son neutros, es un hecho.
Sin embargo, los medios no deben de mentir, de burlarse de los televidentes, radioescuchas, lectores o suscriptores. La labor de los medios y los periodistas, como dijo El Fisgón, es darse cuenta. Las audiencias merecen respeto.