Se advierte que con todo y la fuerte crisis nacional que se vive en México, allá en las alturas en donde se diseñan estrategias mediáticas, no se quiere perder ni un solo momento –ahora de la ley electoral— para promocionar “las bondades” del Gobierno federal actual, y compararlo con los de antaño.
Si a partir del 5 de abril del 2015, año de elecciones intermedias, no será permitido promocionar la imagen de cualquier político, habrá que aprovechar los meses venideros para explotarlas al máximo, es lo que se proponen los estrategas de Los Pinos.
Y si la idea es poner a promoción el “México antes y durante el Presidente Peña Nieto”, más valdría ir cambiando el concepto y el contenido.
En definitiva el emblema de la administración peñista se llama Iguala, Guerrero, 2014 y el comparativo no es otro que Tlatelolco, Distrito Federal, 1968. Así que el lema podría ser: México Tlatelolco, México Iguala.
El hecho es que las reformas signadas a nivel constitucional han sido por lo que se sabe, harto pretensiosas; cuando el país sigue viviendo una realidad criminal que incluso nos arrebata nuestra libertad de tránsito.
La conferencia del titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, el viernes pasado, para advertir ante la prensa nacional y extranjera que se tienen fuertes indicios, aunque no la plena seguridad de que los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa buscados por casi mes y medio, están muertos y que no se encontró ningún indicio de que tuvieran ligas con el crimen; deja en claro que las autoridades federales sabían de tal sentencia desde el principio pero intentaron que el terrible evento quedara a nivel local –como igual lo pretendieron con Tlatlaya, Estado de México y en cierta forma les resultó.
El México de ahora y de antes, sí ha cambiado y mucho. Pero para mal.
Antaño los grupos criminales poco se relacionaban con el poder político, hoy es una constante.
Es imposible pensar que nadie pudiera haber advertido en qué se iba el gasto corriente del municipio de Iguala, si como se dice; el ahora preso edil José Luis Abarca, entregaba mensualmente 300 mil pesos a grupos criminales y poco se invertía en obras e infraestructura en Iguala.
En este crimen –del que aún no hay conclusión–, muchos tienen comisión.
El país la está pasando muy mal y nadie atinó allá en Los Pinos, que vender a México no es prioridad.