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Monreal y el camaleón fascista: la nueva estrategia de la derecha

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Todavía no explica Ricardo Monreal de manera satisfactoria por qué diantres contrató a un fundador de Movimiento Ciudadano como secretario de la Jucopo. Se entiende que MC formó parte del Movimiento Progresista que se resistió al metafraude en 2012. Es sencillo recordar la intensa batalla de Monreal en aquel proceso, cerrando puertas y poniendo candados para evitar las sesiones en las cuales se iba a consumar la trampa más elaborada e impresionante de la historia electoral de este país. Uno recuerda aquello de manera entrañable, como un compromiso de Ricardo difícil de obviar. Pero también, en la pelea por la anulación de la elección con base en la desvergonzada compra de votos vía Monex, podemos decir que el PRD dio su “do de pecho”, cual verdadero aliado, para después terminar en el despojo moral que vemos ahora, totalmente entregado a la visión neoliberal. Nada queda de toda esa lucha en el sol azteca, como nada queda de un MC en el que yo mismo estuve involucrado durante la segunda contienda de AMLO. La preferencia de Monreal por José Manuel del Río Virgen no halla justificación alguna ni siquiera en los remanentes de la coalición que le hizo frente a EPN. No por lo menos una justificación éticamente solvente.

Y es que Monreal ha sido una figura controversial desde hace mucho y cada vez más. Su familia está repleta de leyendas negras en Zacatecas; los diretes que he escuchado, incluso más de cerca de lo que quisiera -y que no voy a revelar aquí- distan mucho de ser halagadores para el clan. Al margen de esto, son conductas y decisiones propiamente políticas del ahora senador las que han despertado suspicacias entre las filas amloístas. Sus actitudes a veces demasiado proclives hacia figuras o posturas de la derecha levantan dudas o francas indignaciones, máxime cuando dichos comportamientos los ha presentado ya como pieza estratégica de la 4T en la cámara alta. Hay sectores -no precisamente escasos- de las bases afines al gobierno actual que no le tienen ni la más mínima confianza; por otro lado cuenta con partidarios, con su “tribu”, para usar un término reconocible. Esta tendencia oscilante suya ha hecho que ante los sucesos recientes muchísima gente haya manifestado no estar “sorprendida”. Su gestión en la alcaldía Cuauhtémoc no fue precisamente para celebrar, lo cual se relaciona con la derrota de Morena en la entidad capitalina; no obstante, es discernible una fractura de personalidad en Ricardo que explica muchas cosas: es individualista y protagónico, condición que se liga con una carrera política experimentada, pero que denota siempre una agenda personal capaz de muchas cosas, basada en lealtades pragmáticas y “flexibles”, si puede haber algo así…

Monreal va por todo. Es muy hábil en la formación de cuadros, siempre intentando que esos cuadros desarrollen una fidelidad más hacia él que hacia la supuesta causa a la que en ese momento esté adherido. Claro que La Silla pasa por su cerebro. Se siente muy apto y competente, tanto para ocupar el puesto como para obtenerlo mediante lo que sea necesario. Un sujeto ampliamente formado en la escuela priísta quien, al parecer, asume que su momento ha llegado.

Y la verdad, sus cálculos no andan mal. Una de las “técnicas” más recurridas por la derecha es la promoción de los funcionarios “disidentes” del proyecto de AMLO, pues disemina sus casos como indicadores de fisuras internas que debilitan a la presente administración y dejan patente el autoritarismo e indolencia del Ejecutivo. Monreal no tiene inconveniente alguno con forjar nuevos vínculos que le proporcionen lo que esperaba del mandato de AMLO: ser candidato a la sucesión; sin embargo, Andrés Manuel es un viejo lobo de mar, y sólo alimentó su carrera en la medida en que lo necesitaba como el gran operador que Ricardo es. Más allá, las cosas ya son evidentes…

Sus coqueteos con las bancadas opositoras han sido para Monreal señales de que su “expertise” está constantemente a la venta. Las señales fueron entendidas y es muy probable que se pensara un rol para él en las fuerzas reaccionarias, al tiempo que se trazaba un momento de ruptura. Los enlaces del aún senador morenista con Dante Delgado son más que cercanos, y todo se dirige a que el acuerdo está claro: Ricardo ve a MC como una fuente alternativa para explotar su nueva imagen del “rebelde” que abandona el puesto por “congruencia ética.”

Al principio, muchos se negaban a ver en su vehemente ataque al gobernador de Veracruz el inicio de un rompimiento. “Se ha equivocado”, decían, “reaccionó muy rápido ante lo que le pareció un exceso”. Tales conjeturas optimistas terminaron de embarrarse en el suelo cuando Roberto Zamarripa le hizo una entrevista llena de presupuestos tendenciosos.

“Acabarán radicales con el País.” titula Zamarripa el libelo, ya de inicio con el modo tramposo de dejar al garete si se trata de una pregunta o una afirmación. Continúa:

“Ricardo Monreal responde: ‘espero que no, espero que no’ cuando se le dice que la única manera en que pueda estar en la boleta presidencial de la elección de 2024 es por un partido opositor a Morena.

Hace esfuerzos por convencer, o convencerse, que todavía tiene un lugar en el actual partido gobernante. Y arremete contra quienes lo tienen contra las cuerdas que, según él, buscan su aniquilamiento.

‘Los que creen que siendo más radicales pueden obtener el cargo o la posición política que anhelan, allá ellos. Se equivocan, porque no va a quedar país para nadie. El aniquilamiento solo deja destrucción’, expresa.

Pinta raya contra los radicalismos y a pesar de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre pasado urgió a sus correligionarios a definirse en la izquierda porque ostentarse en el centro político ‘para quedar bien con todos’ es un error político, Monreal defiende la moderación.”

No sé a usted, querid@ lector@, pero ese “estado de negación” que apunta Zamarripa, ese resistirse de Ricardo a creer que el partido de sus amores lo excluye por pensar distinto, tornándolo en una heroica víctima del dogmatismo –“radicalismo” le dicen – , se me antoja artificial, premeditado.

Otro presupuesto afirmativo (que no pregunta) que el “entrevistado” acepta con histrionismo verbal:

Zamarripa: “Una sucesión adelantada que parece fratricida. Discuten, debaten y se llevan muy fuerte, incluso con demandas penales. Encarcelaron a un colaborador tuyo en el Senado, José Manuel del Río Virgen, en un abierto mensaje a tu protagonismo político.”

Reitero, Zamarripa no pregunta, da por sentado que el asunto del homicidio de René Tovar no es por sí mismo causa de investigación penal contra del Río Virgen. Todo se trata de “intimidar” a Monreal por su “protagonismo político”, hacer a un lado su presidenciabilidad que compite con Ebrard y Sheinbaum. ¿Cuál protagonismo? El de haber apoyado a Lilly Téllez y meter zancadillas a Morena en el Legislativo, entre otras cosas.

Otro reactivo, este sí en forma interrogativa:

Zamarripa: “La detención de Del Río ¿es un aviso, es un estate quieto?”

Toda la entrevista tiene la pinta de un montaje que quiere establecer una narrativa: el combate “radicalismo” vs. “moderación”. Al final:

Zamarripa: “Escuchándote, la única manera para que puedas estar en las boletas como candidato a la Presidencia no parece ser por Morena, sino en oposición a Morena.”

Monreal: “Espero que no, ya pasé una historia con un Presidente de la República, espero que no, mi vida ha sido siempre cuesta arriba, formada en la adversidad, lo sabe la gente, gracias al pueblo, a los ciudadanos, he ganado y he logrado transitar en mis distintos cargos públicos, pero ha sido la ciudadanía la que me ha sacado, nunca ha sido, ni la nomenclatura de un partido ni la cúpula de un poder.”

Y ya está. Todo el acto es una loa a un político prudente que se niega a aceptar que su partido es un lodazal corrupto y autoritario, y que incluso lo acosa; pero al final se deslinda y dice que su valor como líder reside en la “ciudadanía”. Casi apartidista, independiente, un candidato posible para una propuesta “fresca” frente al 2024.

Las pataletas de Monreal contra Cuitláhuac García son insostenibles. La línea de investigación de la Fiscalía de Veracruz tiene todo el sentido. Monreal lo sabe perfectamente, no es ningún idiota. Quizá se trate de un pretexto para precipitar lo que ya está más que cantado, al tiempo que el senador negocia su capital político con MC. Es el fruto de las relaciones públicas de Ricardo, siempre al día, siempre plásticas, siempre oportunas… Si no consigue lo que quiere en Morena, lo buscará en otro bando. Así “lo escucha” Zamarripa.

Lo importante está en la siguiente pregunta del director de Reforma:

Z: “¿Es vigente correrse al centro?”

M: “Ese corrimiento que se dio es lo que logró la contundencia. No estoy de acuerdo con radicalizar, ni la extrema derecha ni la extrema izquierda. Me acerco más al perfil socialdemócrata de los países nórdicos; simpatizo más con la socialdemocracia que con los radicalismos, no creo en eso. Creo que la sociedad puede generar una condición de buen gobierno con políticas progresistas, muy claras, sin que caigamos en excesos y en una geometría política excesiva.”

“Socialdemócrata”, como se declararon recién el PRD y el PRI, y como reza el credo originario de “Convergencia”, del partido naranja. Esto es lo importante: el “corrimiento” de Monreal y sus transacciones con MC son síntomas, indicios de una estrategia mediante la cual la derecha niega ser derecha, porque es consciente del desprestigio que ello puede acarrearle en un país que le da 70% de aprobación al primer mandatario.

No es casual que Zamarripa y su periódico estén haciendo campaña de posicionamiento para MC como lo demuestra esta entrevista https://www.facebook.com/clementech/videos/3966201676767434/ a su presidente Clemente Castañeda.

“Rebasar por la izquierda” a la izquierda. Hacer pasar a Morena por un “partido tradicional”, cuando tiene escasos 7 años de vida. Monreal es un alfil importante en el nuevo plan de confusión ideológica que la oligarquía prepara sobre la opinión pública. En este plan se involucran en mayor o menor medida Simón Levy, Viri Ríos, Jesús Silva-Herzog Márquez, Ricardo Raphael y otros sujetos del estilo. ¿De qué se trata? ¿Cuáles son sus intrincadas líneas de acción?

Si no sucede nada más importante, lo veremos en el Luminol de la siguiente semana.

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