(19 de abril, 2015).- Mucha gente cree que algunos plaguicidas son seguros, mientras que otros son peligrosos. En realidad, todos los productos químicos, tienen el potencial de ser peligrosos. Incluso los productos que se consideran de baja toxicidad, naturales u orgánicos, pueden ser peligrosos si alguien o algo entra en contacto con una cantidad suficiente de dicha sustancia.
La toxicidad de un plaguicida, su formulación, y cuánto se toca, come o respira, son consideraciones importantes. La probabilidad de experimentar algún efecto adverso a la salud como resultado del uso de un producto es conocido como el riesgo de un plaguicida el cual es la mayoría de las ocasiones es alta, a decir por investigadores especialistas en el tema.
El uso indiscriminado de plaguicidas no regulados está ocasionando serios problemas ambientales y de salud en las zonas agrícolas del país, alertaron especialistas.
María del Carmen Martínez, experta del Instituto de Investigación en Ambiente y Salud de la Universidad de Occidente, aseguró que en México se emplean al menos 30 plaguicidas de 90 que han sido cancelados o restringidos en Estados Unidos por sus efectos adversos.
Explicó que se utiliza 60% de los 22 plaguicidas clasificados como perjudiciales para la salud y el ambiente, el 42% de los cuales se fabrican en México. “Se siguen aspersando plaguicidas que en el mundo son considerados cancerígenos, que deberían de estar prohibidos. Por eso, pedimos la atención de las autoridades, para que la normatividad se aplique”, demandó.
Entrevistada en el marco del Foro sobre Ambiente y Salud Dr. Jesús Kumate Rodríguez, realizado en Sinaloa, la especialista refirió que los cultivos donde se aplica el mayor volumen de estos productos son: maíz, algodón, papa, chile, jitomate, frijol, trigo, aguacate, café y tabaco, en cantidades que van de 395 hasta 13 mil 163 toneladas de plaguicidas al año.
Alertó, que urge la introducción de prácticas agrícolas que reduzcan la utilización de plaguicidas. Además, estimó, el monitoreo citogenético debe ser parte integral de una buena vigilancia médica en las personas en contacto con plaguicidas.
Y puntualizó “existen estudios que evidencian que la exposición a plaguicidas está siendo un detonante de problemas de enfermedades crónico degenerativas y de cáncer”.
Siendo difícil cuantificar el nivel de plaguicidas que se utilizan, indicó, se sabe que las entidades que utilizan las mayores cantidades son los Estados de Morelos, Baja California, Sonora y Sinaloa.
Un riesgo más es la posibilidad de poseer plaguicidas caducados en, organismos nacionales: Es común que existan plaguicidas caducados en instalaciones de órganos gubernamentales o paraestatales que se encarguen de producir, formular o hacer compras anticipadas de plaguicidas, para uso agrícola, forestal, sanitario, de combate al narcotráfico, para eliminar las hierbas en caminos u otras aplicaciones; sector privado: En este grupo se encuentran los importadores, productores, formuladores, distribuidores y comercializadores al menudeo de los plaguicidas, así como los propios consumidores ya sea grandes propietarios de tierras de cultivo o campesinos que desarrollan agricultura de subsistencia (o unidades ejidales en el caso de México).
En el caso de plaguicidas caducados, los riesgos son mayores porque son más tóxicos al deteriorarse y sus condiciones físicas pueden cambiar, pudiendo descomponerse con la formación de gases cuyo volumen es superior al del producto original, lo cual puede originar aumento de presión en los envases, que a veces explotan o cuyo contenido salta al abrirlos, esto aunado a que al entregarlo a alguien que desconoce el mal estado del plaguicida, al usarlo lo afectará doblemente.
Según una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Occidente y el IPN, en una muestra de 32 niños que nacieron en 2014, y viven en la zona agrícola del estado, se encontraron alteraciones en su ADN causadas por pesticidas, lo que incrementa hasta tres veces su riesgo de padecer cáncer.
Carlos Ligne Calderón, investigador del IPN, explicó en entrevista que todos los menores presentaron al menos entre una y hasta nueve mutaciones en sus genes. Alertó que existen factores internos y externos que pueden atacar el contenido genético de las células, como químicos, agroquímicos y pesticidas que pueden ser aspirados o absorbidos por la piel o por vía oral.