COLUMNA
Ivonne Acuña Murillo / @ivonneam
En los espacios noticiosos de las últimas semanas, la presencia de algunas mujeres mexicanas ha adquirido una serie de matices dignos de ser analizados pues muestran, como en catálogo, los diversos papeles femeninos que, de acuerdo con el contexto, ciertas mujeres pueden o no elegir, a saber: prostituta, esposa, amante, madre, investigadora de la NASA.
Entre los casos a destacar se encuentra el de las dos mujeres que han demandado al ex ministro de la Suprema Corte de Justicia Genaro Góngora Pimentel por pensión alimenticia. La primera, Ana María Orozco Castillo, quien lo denunció por tráfico de influencias, mismo que le permitió enviarla a la cárcel antes que pagar el monto, 35% de sus ingresos, que le fue asignado por una jueza de lo familiar en el DF, para la manutención de sus dos menores hijos, ambos diagnosticados con autismo. Se suma el hecho de que pretendía lograr la custodia de los menores para luego darlos en adopción. La segunda, la ex magistrada del Poder Judicial Federal, la abogada Rosalba Becerril Velásquez quien, el 10 de junio de 2013, también demandó a Góngora Pimentel por el pago de pensión alimenticia para otros dos hijos del ex ministro, nacidos en 1996 y 2006.
Cabe aclarar que Góngora Pimentel estaba casado con la abogada Ligia de la Borbolla y Rondero hasta la muerte de ésta el 21 de marzo de 2013. Ligia no quiso tener hijos por lo que, al parecer, Góngora los buscó fuera del matrimonio, lo que deja a las madres de sus hijos el papel de amantes.
El segundo caso es el de las mujeres de Tenancingo, pequeño municipio del estado de Tlaxcala de apenas 11,700 habitantes, y en el que los hombres suelen casarse por primera vez a los 14 o 15 años, acumulando a lo largo de su vida más de media docena de novias y esposas, a las que poco a poco introducen en la prostitución. Esta “tradición”, pasa de padres a hijos, involucrando incluso a otras mujeres de la familia, mismas que contribuyen a “iniciar” a las mujeres más jóvenes. Esta forma de vida lleva a los niños varones a considerar a las mujeres como moneda de cambio y a ver con naturalidad que los mismos hombres promuevan la prostitución de “sus enamoradas”. Una encuesta reciente reveló que cuatro de cada cinco estudiantes del pueblo dijeron querer dedicarse a la trata de mujeres, actividad que se convierte en una cuestión aspiracional que les permitirá diferenciarse de los “pobretones” de su pueblo y alcanzar el nivel de vida de aquellos que controlan esta actividad no sólo en su municipio, sino en La Merced, el mayor centro de prostitución de la Ciudad de México, y que tienen vínculos con otros centros de prostitución ubicados en ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Chicago, Atlanta o Los Ángeles.
El tercer y último caso es el de Esmeralda Rodríguez González, estudiante de 19 años de la carrera de Mantenimiento Industrial de la Universidad Tecnológica de Gutiérrez Zamora, en Veracruz, quien fue invitada, al igual que otros 6 jóvenes de la misma universidad por la NASA (National Aeronautics and Space Administration) para trabajar en el proyecto denominado “Marte 2020” y que tiene como objetivo la exploración del planeta. La invitación fue hecha después que el equipo de Esmeralda ganó el primer lugar del VEX Robotics World Championship, en Anaheim, Estados Unidos. Sin embargo, de acuerdo con una filtración equivocada se sostuvo que la joven rechazó la oferta debido a que pronto se casará en su pueblo natal, Misantla. Ella rechazó esta afirmación pues asegura estar casada desde hace 10 meses, dijo “no tengo problemas de poder salir a prepararme y regresar porque así lo he hablado con mi esposo y mi familia”, asimismo aclaró que la razón por la que no se ha ido es la falta de recursos económicos.
Una vez presentados los casos, cabe preguntarse ¿por qué existiendo una esposa legítima, las dos ex amantes de Góngora, Ana María y Rosalba, no son juzgadas con severidad por la sociedad? La respuesta inmediata podría ser: porque tuvieron hijos y, en México, la maternidad es vista como aquello que salva a las mujeres de un juicio moral cuando se convierten en las amantes de hombres casados. A la inversa, este mismo argumento se vuelve en contra de Góngora que a la vista de todos se ha exhibido como un mal padre y para cuya defensa no hay razón que valga.
Ligia, por su parte, decidió no tener hijos aún en una relación de matrimonio. Si seguimos una lógica tradicional, se justificaría entonces el que su esposo, Genaro Góngora, tuviera hijos fuera de matrimonio con otras mujeres. Sin embargo, visto con ojos actuales, la decisión de Ligia se enmarca en los derechos de toda mujer a decidir no sólo sobre su propio cuerpo sino sobre la forma en que quiere vivir.
Por otro lado, lo que ocurre con las mujeres de Tenancingo es absolutamente reprobable, a pesar de que para los hombres de ese municipio, incluso para muchas de ellas, su situación adquiere tintes de “normalidad”. Esta normalidad ha sido construida cultural y, por tanto, artificialmente, desde dos visiones tradicionales: la primera, la prostitución es uno de los “oficios” asumidos “naturalmente” por las mujeres, quienes son consideradas por los hombres como objetos que pueden comercializar; segundo, el amor es para ellas una razón suficiente para llegar a los sacrificios más extremos.
De manera contrastante se juzgó el caso de Esmeralda, a quien se cuestionó (antes de la aclaración hecha por ella misma) por rechazar la oportunidad para realizarse como una profesionista exitosa en nombre de un futuro matrimonio, al igual que a su novio, de quien se esperaba alentara a la joven a no dejar pasar la posibilidad de convertirse en investigadora de la NASA, aplazando su proyecto de ser esposa y madre. Incluso, la esposa del gobernador de Veracruz Javier Duarte, la Dra. Karime Macías de Duarte, presidenta del DIF, pidió a la joven reconsiderar su decisión. Una vez aclarado el hecho se esperaría que el gobernador Duarte apoyara a Esmeralda con recursos económicos, sobre todo después de la forma en que su esposa se refiere a ella “Eres un ejemplo a seguir para muchas jóvenes mexicanas. Eres un orgullo para tu familia, para Veracruz y para las mujeres del mundo. Sé que eres una chica inteligente, tanto que la NASA se ha fijado en ti”.
Lo interesante de los casos planteados no son sólo las decisiones que las mujeres toman, en función de diversos contextos, sino la forma en la que la sociedad observa y cuestiona estas decisiones. Hasta este punto las mujeres siguen apareciendo como amantes, esposas, madres, prostitutas, pero estos esquemas se combinan con nuevos patrones de valores a partir de los cuales no sólo se espera que las mujeres se asuman como estudiantes y profesionistas exitosas, sino que sean capaces de trascender los espacios y actividades que tradicionalmente les han sido asignados. En este sentido, se cuestionan también las viejas formas que tienen los hombres para relacionarse con las mujeres, como los dueños de ellas, de sus cuerpos, de sus hijos y de su futuro.