La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró esta mañana, durante la Conferencia del Pueblo, que su visión del país durante su administración no solamente se trata de crecer, sino distribuir la riqueza para disminuir la pobreza, dejando claro que su gobierno dará continuidad y fortalecerá las políticas económicas y sociales que iniciaron en la administración anterior. El objetivo —afirmó— es lograr un país con menores niveles de desigualdad y mayor justicia social.

Tres ejes para reducir la pobreza
Sheinbaum detalló que su estrategia se sustenta en tres acciones principales: el incremento sostenido al salario mínimo, la expansión de programas de bienestar y la inversión en obra pública. En materia salarial, destacó que entre 2018 y 2025 el salario mínimo tuvo un incremento real de 135%, pasando de poco más de tres mil pesos a más de ocho mil pesos mensuales. Este aumento —subrayó— tiene un efecto redistributivo, ya que no solo mejora los ingresos de quienes ganan el mínimo, sino también de otros sectores laborales.

Programas sociales como nuevos derechos
La mandataria resaltó que los programas de bienestar se convirtieron en nuevos derechos sociales, con transferencias directas a las familias mexicanas. Para 2026 —explicó— se prevé que casi un billón de pesos sea canalizado a estos apoyos, incluyendo las pensiones para adultos mayores, becas para niñas, niños y jóvenes, y otros beneficios que fortalezcan la economía familiar.

Obra pública para detonar desarrollo
El tercer pilar de la estrategia es la inversión en infraestructura pública, orientada a proyectos como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico, carreteras, obras hidráulicas y caminos artesanales. Según Sheinbaum, estos proyectos “devuelven al pueblo” los recursos públicos provenientes de impuestos y derechos, generan empleos y potencian la inversión privada en el país.

Hacia una nueva etapa de transformación
La presidenta puntualizó que su visión económica es un “proyecto distinto” al que predominó en administraciones pasadas, al colocar a México como uno de los países con menor desigualdad en el continente — solo después de Canadá— según el índice de Gini.
“La transformación está en marcha, funciona y mejora la calidad de vida sobre todo de quienes menos tienen”, finalizó.
