Luz Gómez y Diego Romero están presos hace un año, sin una condena en su contra. El caso recuerda a otro reciente, el protagonizado por Alejandro Bordón, en prisión durante 2 años hasta que se determinó su inocencia. De fondo, una lógica judicial que encierra a los pobres.
Luz y Diego: pobres, presos e ¿inocentes? // Juana Romero: “Ya no tengo paz como madre”
Luz: “Los abogados se dan cuenta que no conoces de leyes y te toman el pelo”
Amalia, madre de Luz: “Voy a seguir para que toda la Nación sepa lo mal que trabaja la justicia”
Alejandro Bordón: “No he sido el primero y no voy a ser el último”
ANÁLISIS: Presión social, silencio mediático y arbitrariedad policial
El martes pasado, AGENCIA PACO URONDO charló por teléfono con Luz Gómez, la joven de 28 años que está presa en su casa desde diciembre de 2011. La acusan, junto a su pareja, Diego Romero, por haber asesinado a un hombre. En la escena del crimen encontraron una mochila que les pertenece y que ellos afirman haber perdido tiempo antes. Mientras la investigación avanza con mucha lentitud, ellos están presos (Diego en el penal de Ituzaingó) sin condena y prácticamente con ninguna prueba en su contra. Además, señalan importantes irregularidades en el proceso. “Sólo tratamos de seguir y luchar. Luchar contra esto que pareciera no terminar más”, dice Luz mientras vive una pesadilla.
AGENCIA PACO URONDO: Hace un año que estás presa domiciliaria, tu marido también está preso. ¿En qué cárcel está?
Luz Gómez: En el penal de Ituzaingó, en la Unidad C39.
APU: Están presos por una mochila, ¿se podría decir que es así? Contanos cómo fue el caso antes de meternos en este año de pesadilla para ustedes dos.
LG: Todo empezó porque en julio fuimos a COTO a comprar un LCD, y pedimos dos autos en una remisería. Nos van a buscar a COTO y nos olvidamos la mochila en el remise. Al otro día fui a preguntar y me dijeron que no sabían nada porque no estaban los choferes, prometieron preguntar a la noche pero nunca más me dijeron nada.
APU: ¿Esto fue a mediados de 2011?
LG: Sí, en julio de 2011. En la mochila había certificados de vacuna, boletas de teléfono y de tarjetas de crédito, no había documentación, un documento o una tarjeta para poder hacer la denuncia, eran nada más que papeles además de la mochila. El 22 de diciembre de 2011 entra a mi casa la policía, nos hacen un allanamiento sin decirnos el por qué del mismo y nos llevan a la DDI de Merlo. Nos sacan de nuestra casa con el nene en brazos, todo el día en la comisaría sin saber por qué estaba ahí, a mi nena le dijeron que íbamos a quedar detenidos para declarar, la dejamos con un familiar y recién a la noche me entero –porque nos lo dice el abogado del Estado- de lo que había pasado el 1º de octubre en Castelar y nos pregunta cómo es que se encuentra la mochila en el logar del hecho.
Les explicamos cómo había sido lo de la mochila pero no nos creyeron. Todo empezó ahí, me dijo que el viernes había una rueda y que si nos llegaban a apuntar no nos iban a sacar más. No sabíamos nada, estábamos shockeados, perdí una mochila en un remise y mirá todo lo que me pasó a partir de eso.
APU: ¿Dónde estuviste detenida?
LG: En la Comisaría de la Mujer de Merlo.
APU: ¿Y desde cuándo estás domiciliaria?
LG: Desde febrero me parece, estuve un mes ahí. Se hizo una rueda, accedimos y me pusieron con mi mamá, con una tía de Diego de 40 y con una hermana de 33 y como en ese momento el defensor nos dijo que había un identikit parecido a nosotros y que las personas se asimilaban a mi edad, le pregunté por qué me ponían con ellas si la única de la edad que estaban buscando era yo. Nos pusieron así a las cuatro y nosotras no sabíamos nada de eso. Imaginate la desesperación.
Mi mamá se entera el miércoles y el viernes ya estaba acá, ella es de Jujuy, son 24 horas de viaje.
APU: ¿Ustedes dos también son de Jujuy?
LG: Sí, y hasta este momento yo no sabía nada de la declaración de la viuda, la señora de la casa donde entraron. Dice que entró una pareja de tez blanca y cabello castaño claro y nosotros no tenemos esas características y no entendemos por qué la rueda nos da positiva. Dice una cosa y cuando nos señala en la rueda dice otra.
APU: ¿La persona que los señala es la señora del hombre asesinado?
LG: La señora que perdió al marido en el crimen.
APU: ¿En la rueda de reconocimiento los señala a ustedes pero había declarado que eran dos chicos de tez blanca?
LG: “Tez bien blanca y cabello castaño claro”, así está en la declaración. Decía que era una chica flaca, de 25 a 27 años y a mi me ponen con mi mamá. Si vieron fotos nuestras, no tenemos ese perfil.
APU: ¿Qué edad tienen ustedes?
LG: Yo tengo 28 y Diego 30. A Diego lo ponen con un tío muchísimo mayor que él, y otras cosas que uno no entiende el por qué. Nos señala y ahí empezó todo, ya pasó un año y en el medio de todo esto no sabemos cómo movernos, quisimos cambiar de abogado porque nos pareció que el del Estado no nos creía. Cuando le dije lo que había pasado me dijo: “Yo te hubiese creído si me decís que la mochila la perdiste ayer pero me estás diciendo que la perdiste varios meses atrás”. Después nos dijo un par de cosas que no me gustaron, permitió que la rueda se hiciera mal.
APU: ¿El primer abogado que los defendió era del Estado?
LG: Sí, Eduardo Pechia, él no nos creía nada. Ese día nos dijo: “El viernes es la rueda, los llegan a señalar y no los saco más”.
APU: ¿Y más allá de la rueda, qué otras pruebas hay en la causa?
LG: La mochila que se encontró en el lugar. Nada más. No tienen nada porque durante el allanamiento buscaban un Nextel o armas y no encontraron nada en mi casa, no hay comunicaciones con nuestros celulares, no hay ningún tipo de vinculación, se basaron en la mochila que encontraron en julio, esto pasó en octubre y recién dos meses y medio después nos van a detener. ¡Por una mochila!
Desde octubre nos estaban siguiendo, ya sabían como era nuestra vida y todo y sin embargo, nos fueron a detener por una mochila, accedimos a una rueda mal hecha y fuera de eso no tienen nada más. Dentro de la mochila encontraron un arma y un Nextel que pertenece a una de las dos detenidas que ahora están en la causa, también está el remisero que llevó a la pareja a la casa y la que supuestamente es dueña del otro Nextel en que hay una llamada del primero en el momento del crimen. Ellos también dicen quienes son los que entraron a la casa, aseguran no conocernos y declaran su participación en el hecho y sin embargo, eso tampoco cuenta.
No sé que más quieren. No entiendo por qué todo se maneja así, no entiendo por qué, hoy por hoy, estoy en esta situación hace un año por una mochila. En el diario salió que encontraron ADN y huellas digitales y recién ahora, después de un año, el nuevo abogado -de la Gremial de Abogados- Eduardo Suárez, pudo pedir el tema de la sangre. El 4 de diciembre nos extrajeron, nos dijeron que el 10 iban a estar las comparaciones y hasta ahora no pasa nada, cuando eso tendrían que haberlo hecho cuando empezó todo esto. Acá se trata de que mataron a una persona y realmente no hicieron nada, no investigaron nada. Se quedaron con una mochila que encontraron en el lugar y eso fue todo.
APU: ¿Y cuál es la argumentación para justificar que ustedes estén detenidos sabiendo, por ejemplo, que no se podrían escapar, irse del país u obstruir la investigación?
LG: La rueda.
APU: Sí, eso está claro pero ¿por qué los detienen durante tanto tiempo?
LG: Fuimos a una audiencia con un juez de garantías de turno, en presencia de la fiscal, el secretario y mi abogado. Les contamos todo lo que pasó y el juez decide, por las declaraciones, porque sólo nos vincula la mochila y nada menos que hasta ese momento, darnos el arresto domiciliario a Diego y a mí mientras se siga investigando.
APU: ¿En la casa que ustedes tenían?
LG: Sí, domiciliario para los dos, pero en ese momento la fiscal, no sé con qué argumentos, peligro de fuga, no sé, apela el de Diego. Tuvimos la mala suerte de no saber manejarnos con estos temas, de no saber qué hacer, de creer en la justicia, de pensar que iban a investigar y también la mala suerte de tener abogados que no hicieron nada, que no presentaron nada y que no sé si nos creían o no pero nunca tomaron en cuenta lo que les decíamos ni las pruebas que teníamos porque no las consideraban contundentes. Por ejemplo, el día de los hechos hice unas llamadas a mi hermana en Mendoza, desde las 02:45 hs., de más o menos 40 minutos porque tenía el “numero free” y me dijo que no era una prueba contundente.
Le dije que vaya a investigar a COTO, a la remisería, que vaya a todos lados, ese día habíamos ido con Diego al Soleil de Boulogne a las 5 de la tarde e hicimos una compra cerca de las 6. Ni eso investigaron. La fiscal apela y la Cámara de Instrucción ordena que Diego vaya a un penal y el abogado tenía que haber apelado pero tampoco lo hizo. El primer abogado trató de presentar unos escritos y el segundo no presentó nada.
APU: ¿Y cuando estarían los resultados de las muestras extraídas hace unos días?
LG: El 19 de noviembre nos extrajeron la sangre y según decían, el 4 de diciembre se hacían las pericias y el 10 se hacían las comparaciones. Nada de eso pasó. Me sacaron sangre a mí, a Diego no lo llevaban, mi mamá organizó una pequeña manifestación con organizaciones de DD.HH. para pedir que le saquen la sangre a Diego porque parece que con estas personas hay que actuar así. Hay que ir a pedir porque ni tienen ganas de trabajar.
APU: ¿No le querían tomar la muestra de sangre a tu pareja?
LG: Recién entonces le extrajeron la sangre a Diego y dijeron que el 10 iban a estar las comparaciones pero hoy mi mamá va a la fiscalía a preguntar al respecto y no le saben dar respuesta. Le dicen que todavía no mandaron las pericias de La Matanza, hace dos meses pagamos la causa para que nos la den y hasta el día de hoy tampoco nos la quieren dar.
APU: ¿Cuánto pagaron?
LG: Pagamos $ 1.300.
APU: ¿Pagaron para tener acceso a su propia causa?
LG: Sí porque en primera instancia no sabíamos que podíamos tener la causa, es más, cuando iba a firmar ni me acercaba a la causa porque no sabía que tenía el derecho de leerla. Cuando conocimos a estas organizaciones de DD.HH. nos dijeron que podemos tener la causa, entonces mi mamá va a exigirla y el fiscal le dice que para qué la queremos, que él no nos puede estar explicando las cosas y mi mamá y mi hermana le dicen que no quieren explicaciones, que quieren ver la causa.
Aparte, en la preventiva, ponen que Diego y yo estuvimos desde el 14 al 21 de Septiembre haciendo unas llamadas en Merlo con los Nextel que encontraron en el lugar y les digo que mi hermana y Diego en esa fecha y a esa hora estaban trabajando. Yo trabajaba en una fábrica de pintura de lunes a viernes de 02:00 a 10:00 y Diego en una metalúrgica de 7 de la mañana a 5 de la tarde y esas llamadas están en la preventiva y mi hermana estaba trabajando en esa fecha. ¿Por qué ponen el apellido de ellos dos si estaban trabajando en esa época?
El fiscal le dijo que no, que no era necesario tener la causa pero igual mi hermana había ido a ver a la secretaria quien le había hecho pagar $1.300 para acceder a ésta. Esto fue hace dos o tres meses y hasta el día de hoy, ni un copia nos dan.
APU: ¿Con qué organismos de DD.HH. se están vinculando?
LG: Estamos con la organización de Luciano Arruga, Rubén Carballo, no me acuerdo bien, la que está con esto es mi mamá.
APU: ¿Tu mamá se instaló con vos en tu casa?
LG: Sí, está acá conmigo y tiene que salir todos los días a la fiscalía a buscar algo porque si no, no nos sale. Todos los días a pelearla y todo sigue igual y lo siguen guardando ahí.
APU: ¿Vos tenés una nena de qué edad?
LG: Cumplió dos años.
APU: ¿Y cómo se mantienen económicamente?
LG: A partir de esto, en el trabajo me esperaron 3 meses y el abogado nunca pidió para que vuelva a trabajar así que me despidieron, mi mamá trabaja hace 30 años en un hospital en Jujuy, pidió licencia y vino para acá para estar conmigo y mi familia trabaja en una pequeña panadería y le mandan plata a mi mamá para que nos mantenga.
APU: ¿El Estado no te está pagando nada por mes?
LG: No y es más, creo que no tengo derecho ni al fondo de desempleo que podría tener por mi trabajo.
APU: ¿Por estar detenida?
LG: Sí, exactamente, no tengo ningún derecho. También está la familia de Diego que también manda plata de allá para mantenerlo, trabajan vendiendo empanadas. Su mamá tuvo que dejar su trabajo allá –trabajaba de empleada doméstica en casas de familia- para venir acá con su hijo y nos estamos manteniendo con eso. Como mi mamá hace cumpleañitos, a veces hago trabajos de porcelana, souvenirs, centros de mesa, para hacer algo, para tratar de sobrevivir.
APU: ¿Tu chiquita va al jardín?
LG: No, todavía no. Mi mamá la lleva a ver a Diego yo hace un año que no lo veo.
APU: ¿En todo el año no te dejaron salir para visitar a Diego?
LG: No, pregunté una vez y me dijeron que no. La nena lo ve una vez por semana y es muy triste todo esto porque quizás no se da cuenta de las cosas pero extraña mucho a su papá. Todos los días hablan un poquito por teléfono y ella le da besos al teléfono, le da de comer y te hace sentir impotencia porque estás pagando, viviendo todo esto por una injusticia. La verdad, jamás imaginé estar en esta situación por una mochila, nunca pensé que existía este lado de la justicia, siempre creí en ella y hoy por hoy, no solamente veo mi caso. Veo más casos y no puedo creer tanta impunidad, tanta injusticia y que nadie haga nada.
Como le digo a mi mamá: “Pagamos por una causa, ¿no hay nadie que diga “che, le tenés que llevar la causa a esta familia que pagó”? ¿Nadie se pone a pensar en la gente inocente que paga cosas que no hace? Destruyen a una familia, destruyen la vida de uno, se la arruinan. Mi nena no puede ver a su papá y el papá no puede ver a su nena, es muy, muy triste y doloroso todo esto.
Sólo tratamos de seguir y luchar. Luchar contra esto que pareciera no terminar más. Se va a cumplir un año y vas a la fiscalía y te dicen: “Sí, estamos trabajando, vamos a trabajar”. ¡Hace un año de esto! ¿Recién van a trabajar? Quiero invitarlos al juzgado de Morón el viernes 21 de diciembre a las 10 de la mañana para una pequeña movilización que vamos a hacer por que se cumple el año y no pasa nada. Se van a reunir -yo no puedo salir- en la fiscalía para reclamar justicia y libertad. Es todo lo que pedimos: Justicia y libertad.