La inseguridad es el principal problema del país actualmente, reconocen las autoridades. Este cinco de mayo, después de los ataques de narcos pertenecientes al “Cartel de Jalisco Nueva Generación” contra las fuerzas armadas en al menos cuatro entidades, en los que murieron 15 personas, entre ellos seis militares, el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, admitió que México se ve acosado por circunstancias que no merece, por apátridas que han cometido acciones viles.
Ante Enrique Peña Nieto y durante la ceremonia de toma de protesta de bandera de los integrantes del Servicio Militar Nacional Clase 1996, el general hizo un llamado a la unidad nacional, a cerrar filas contra la delincuencia y dijo que México es una Nación que no se vence ante la adversidad. Cienfuegos advirtió que las fuerzas armadas mantendrán su despliegue día y noche para combatir a las organizaciones delincuenciales donde se requiera con unidad y respeto a la ley.
Al conmemorar el 203 Aniversario del rompimiento del sitio de Cuautla en 1812, el titular de la Sedena recordó que los líderes de los grupos criminales que han atentado contra el país, han sido detenidos, encarcelados o “neutralizados”, y ese es el destino que espera a quienes ofenden a los mexicanos y las instituciones con sus acciones delictivas. También llamó a la población a denunciar a estas personas, a no permitir que se mezclen con los buenos mexicanos, así como a eliminar la corrupción, la impunidad y la ilegalidad.
Sin embargo, la ofensiva del Cártel Jalisco Nueva Generación en respuesta a los operativos militares en su contra exhibe la acentuación de la violencia y evidencia la falta de resultados reales en el incremento a la seguridad de la población en diversas zonas del territorio nacional. Es de destacar la capacidad de respuesta de este grupo delincuencial ante las fuerzas armadas, toda vez que abarcaron 25 municipios, lograron derribar una aeronave militar, y hubo al menos seis militares muertos. Se confirmó que fueron dos impactos de proyectiles lanzados por un lanzacohetes RPG los que derribaron el helicóptero Cougar Mat 1009 de la Fuerza Aérea Mexicana el pasado viernes en el municipio de Villa Purificación, en Jalisco.
Pero ese no es el único cártel que ha puesto en jaque a las fuerzas armadas del país. Por ejemplo, en Nuevo León, la región norte que colinda con Tamaulipas, es territorio en el que impera la delincuencia organizada. El domingo pasado, 10 policías de las Fuerza Civil, fueron emboscados en el municipio de Vallecillo. Los grupos criminales, según los reportes policíacos, controlan municipios como éste, Parás, Anáhuac, Agualeguas y General Treviño, que tienen corredores a Nuevo Laredo, Nueva Ciudad Guerrero y Ciudad Mier, en Tamaulipas. En los últimos años se han registrado decenas de muertos y ataques, entre los que destaca la ejecución, en noviembre pasado, del general retirado Ricardo César Niño Villarreal, coordinador de Seguridad Pública en la zona norte de Tamaulipas, y de su esposa. Según las indagatorias preliminares, el ataque del pasado domingo se ocasionó porque policías incursionaron en un área dominada por un grupo ligado a Los Zetas.
Tamaulipas resiente la disputa entre sicarios del cártel del Golfo y células criminales de Los Zetas, lo que ha detonado asesinatos y balaceras en calles y avenidas de las principales urbes de esa entidad. En su disputa, han tomado puentes, calles, sitiado a las ciudades e incluso lanzado ataques con granada al Palacio Municipal de Matamoros. La violencia ha acelerado la migración de su población a otras entidades como Nuevo León.
En esa entidad se vive un Estado de Emergencia, a pesar de las declaraciones del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en el sentido de que la violencia ha disminuido en la entidad. Según el gobierno de Enrique Peña Nieto, Los Zetas y el Cártel del Golfo son organizaciones que “fueron desmanteladas”, pero nuevamente la realidad los desmiente. El nivel de violencia registrado ha obligado al gobierno de Estados Unidos, a través de su Consulado General en Matamoros, a alertar a sus ciudadanos de no viajar o transitar por las calles de Tamaulipas.
El gobierno de la República ha centrado su estrategia de combate al narcotráfico y al crimen organizado únicamente en la captura de los líderes de los cárteles, lo que ha generado más violencia, pues las huestes de los criminales aprehendidos emprenden una guerra contra aquellos que pretenden el mismo poder, o contra quienes ocupan, por acuerdos pasados, los territorios dominados. Los criminales pelan en balaceras y enfrentamientos con una estela de muerte, las estructuras criminales. A la estrategia oficial le ha faltado desmantelar no sólo la estructura de recursos humanos de los cárteles, sino desmantelar el recurso económico y físico a partir del aseguramiento de cuentas bancarias, negocios ilícitos, de lavado de dinero, de bienes y casas de seguridad.
El Estado de México también resiente una ola de violencia. En tan sólo ocho días, registró cerca de 100 homicidios dolosos, según cifras de la Procuraduría de Justicia del Estado de México (PGJEM). Del primero de enero al primero de mayo de este año, la cifra de ese delito ascendió a 699, de acuerdo a reportes oficiales.
El titula de la PGJEM, Alejandro Gómez, dice que esos índices de homicidios se derivan de la desarticulación de grupos dedicados a la venta de droga, principalmente en municipios del Valle de México. “Hemos logrado golpear a varios grupos delictivos en la zona de Valle de México, lo que ha ocasionado precisamente que otros grupos delictivos pretendan alinear a estos puntos de venta de drogas”, declaró el funcionario a un diario del Distrito Federal.
Al iniciar el año, también en Michoacán se registró un repunte de la violencia, con el incremento de los homicidios dolosos, secuestros y extorsión. De acuerdo con el informe de víctimas de homicidio, secuestro y extorsión de la SNPS, la entidad se mantiene en tercer lugar en estos rubros, sólo superada por los estados de México y Guanajuato.
Los enfrentamientos ente fuerzas del gobierno y grupos de autodefensas en Michoacán pusieron en duda la estrategia del comisionado federal nombrado hace un año y despedido del cargo.
Lideres de cárteles fueron capturados o abatidos, lo que fue presumido como un éxito de dicha estrategia por parte del presidente Enrique Peña Nieto. Sin embargo, los enfrentamientos entre ex integrantes de grupos de autodefensa con fuerzas del gobierno, y otros grupos delincuenciales por el control del territorio que dominaban “Los Caballeros Templarios”, incrementó el nivel de violencia en la entidad.
En Guerrero, la violencia ha contaminado los comicios. Ulises Fabián Quiroz, aspirante a la alcaldía de Chilapa, fue asesinado el pasado viernes, por un comando armado que lo emboscó en las inmediaciones del municipio al que aspiraba a gobernar. Además, en marzo pasado fue asesinada Aidé Nava González, quien era precandidata del PRD a la presidencia municipal de Ahuacotzingo; el 25 de abril, el candidato a gobernador de Guerrero por el Partido Movimiento Ciudadano, Luis Walton Aburto, denunció que al menos una veintena de hombres armados lo “encañonaron” en una de las avenidas principales de Chilapa; y la candidata a presidenta municipal de Atenango del Río, Leticia Vélez, recibió llamadas intimidatorias, solicitándole que dejara la contienda.
Los hechos violentos ocurridos en los últimos meses generan gran preocupación. La grave situación de violencia e inestabilidad política han generado opiniones a favor de la suspensión de los comicios, o el voto nulo como una forma de expresar su protesta.
En México impera la impunidad, debido a una débil y fracasada estrategia para combatir el crimen organizado, y debido en gran parte a la corrupción y a la colusión del Estado con los criminales.