(18 de octubre, 2014).- La asociación entre los grupos musicales y los cárteles ha sido motivo de especulación en varias ocasiones. En 2007, Sergio Gómez, vocalista del grupo K-Paz de la Sierra fue asesinado.
Según reportes de la Procuraduría General de la República (PGR), su homicidio fue una orden de Nazario Moreno González, “El Chayo”, extinto líder de La Familia Michoacana.
Pese a que los testigos colaboradores no abundaron en los motivos de Nazario para ordenar el asesinato, sí existieron coincidencias en que ese tipo de decisiones, vinculadas a cargamentos sólo las tomaba “El Chayo”.
Aunque han pasado siete años desde entonces, nadie ha podido explicar por qué el 1 de diciembre de 2007 todos los integrantes de K-Paz de la Sierra fueron secuestrados tras dar un concierto en el Estadio de Morelos con Joan Sebastian.
Por su parte, Joan Sebastian también ha sido señalado de tener vínculos con la delincuencia organizada, pues su hermano, Federico Brito Figueroa, fue citado por la Fiscalía de Morelos para declarar, ya que su nombre apareció en dos “narcomantas”.
Brito Figueroa, mejor conocido como “El Rey de Jaripeo” es empresario del palenque y promotor de artistas.
Además, dos de los hijos de Joan Sebastian fueron asesinados, uno en Texas y otro en un bar en Cuernavaca, tras una riña con otros clientes.
Tras la reciente desaparición de Aldo Sarabia, integrante de la Banda el Recodo, resurge la necesidad de explicar casos emblemáticos, como el de Valentín Elizalde, quien murió en 2006 tras recibir impactos de bala.
En el sitio donde su camioneta fue hallada se encontraron también 70 casquillos. La ejecución ocurrió después de una presentación en el palenque de Reynosa.