Los argumentos de la oposición para atacar la política energética del presidente Andrés Manuel López Obrador y la 4T, incluyendo la Reforma Eléctrica y la Ley Minera, le han quedado mucho a deber a la discusión pública, pero especialmente a su electorado.
Por ejemplo, en el tema de la nacionalización del litio, la derecha alega que México no cuenta ni con el capital ni el conocimiento ni la tecnología para explotar e industrializar dicho mineral, considerado el “oro blanco” por su uso para la fabricación de baterías, aparatos electrónicos e incluso aviones.
Sin embargo, vale la pena echar un vistazo a la historia económica del sudeste asiático y, en particular, de Corea del Sur, para entender mejor ciertos procesos de desarrollo acelerado que ocurrieron en el siglo pasado.
Corea del Sur era un país pobre, cuya economía se basaba en exportaciones de materias primas y manufacturas intensivas en mano de obra. En este sentido, la teoría de comercio internacional le recetaba que su “ventaja comparativa” era no producir bienes que necesitaran de mucho capital.
No obstante, en la década de los 60, decidieron crear una empresa estatal para producir acero, incluso sin que el país contara con la materia prima para ello. Es decir, se plantearon producir un bien que requería grandes montos de capital y cierto tipo de tecnología, con la que no contaban en aquel entonces.
Esa empresa se llama Pohang Iron and Steel Company (Posco) y actualmente es la cuarta productora de acero a nivel mundial, además de haber sido clave para la vertiginosa industrialización de Corea del Sur.
Para dimensionar esto, vale la pena recordar que este país, en los 60, tenía un PIB de alrededor de 159 dólares, mientras que México llegaba a casi 350 dólares. Hoy, México ronda los 9 mil dólares contra los más de 30 mil que Corea del Sur llega a tener.
Evidentemente, en pleno frenesí neoliberal, que no dejó títere con cabeza, la empresa fue parcialmente privatizada en 1997. A pesar de esto, en la actualidad, Posco extrae, además de acero, más de 20 mil toneladas de litio anuales de minas argentinas para importarlas y realizar baterías que luego exporta al resto del mundo.
Si eso logró Corea del Sur a largo plazo con el acero, aun sin tener la materia prima, ¿se imaginan lo que puede lograr México con la enorme cantidad de litio que hay en el territorio, sobre todo al ser considerado un bien de la nación?


