Como una empresa cuyo sello es la violencia extrema, el cartel de los Zetas diversifica su negocio hacia nuevos horizontes ilícitos. Según una investigación de Excélsior, el grupo delictivo incursiona en actividades como peleas de perros, de gallos, combates entre humanos, carreras de autos y de caballos.
Los negocios del cartel con las carreras de caballos fueron conocidas en 2012 tras una denuncia presentada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos y la Agencia Antinarcóticos (DEA, por sus siglas en inglés) de ese país, contra Miguel Ángel Treviño Morales, dos de sus hermanos y 12 miembros más de la organización por lavado de dinero mediante la “compra de caballos americanos cuarto de milla”.
Ahora, una investigación de la Procuraduría General de Justicia (PGR) de México reveló que, como en el caso de los caballos, los Zetas también tienen criaderos de perros y gallos con los que corren apuestas clandestinas en el Distrito Federal y en algunos estados como Coahuila, Veracruz, Tamaulipas, Nuevo León, Estado de México y Tabasco.
Bajo un esquema similar, realizan peleas de box y full contact entre humanos, sin la participación de autoridades en el tema y en las que la victoria a veces conlleva la muerte de uno de los peleadores.
Las búsquedas lúdicas de los Zetas son bien conocidas. En 2011, Houston Chronicle publicó un artículo que contenía fragmentos de una entrevista a un miembro en activo del cartel. Según la fuente, los criminales secuestraban camiones de pasajeros. A los adultos mayores los asesinaban en el lugar; violaban a las mujeres jóvenes.
Después, comenzaba una función macabra de entretenimiento: a los hombres jóvenes les daban martillos, machetes y palos para que lucharan entre ellos bajo la consigna “¿Quién será nuestro siguiente asesino a sueldo?”. A modo de Coliseo romano, los sicarios eran espectadores de una matanza donde el sobreviviente ganaba unas horas, quizá unos días más de vida, para luego ser mandado a misiones suicidas en territorio enemigo.
El Gobierno Federal y los propios cárteles del narcotráfico se han visto imposibilitados de terminar con el grupo criminal más violento en México. Las actividades ilícitas de los Zetas se han extendido hacia el norte y sur del continente, sin que se vea un fin cercano ni un periodo de paz en la guerra por el territorio.
