Las dudas continúan sobre lo ocurrido el jueves pasado en el edificio B2 del centro administrativo de Petróleos Mexicanos.
El pasado lunes, el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, ofreció una rueda de prensa en la que descartó que la explosión dentro del edificio fuera a causa del uso de explosivos, aunque sí se debió por la acumulación de gas en el sótano del edificio de 13 plantas, en el que personal de la compañía Conservación Pilotes de Control SA (Copicosa) realizaban obras de mantenimiento en uno de los pilotes.
Sin embargo, el testimonio de un directivo de Copicosa, quien pidió ser no identificado, dijo al diario El País que la versión de Murillo Karam no coincide con la realidad.
El directivo de Copicosa, empresa que por más de 40 años ha dado mantenimiento al centro administrativo de Pemex, explicó que los tres trabajadores que fallecieron en el lugar eran gente con experiencia. Además, informó que para que una explosión de tales dimensiones ocurriera, era necesaria una enorme cantidad de gas acumulado, tan grande que el personal de Copicosa hubiera muerto antes de la explosión, ya que se encontraban laborando desde las 8:00 am.
De hecho, el jefe de la cuadrilla salió del lugar donde trabajaban minutos antes de explosión sin rastro alguno de intoxicación. El gas metano no huele a nada, cuando hay una concentración tan grande, las personas “caen como pajarito”, dijo el directivo de Copicosa quien además reconoció no tener explicación para todo esto.