El día de ayer, un grupo de elementos de la Policía Federal, mantuvieron de manera intermitente, protestas por el proceso de adhesión a la Guardia Nacional. Por tercer día consecutivo en la autopista México-Pachuca y la México Querétaro, dando por momentos paso libre en las casetas.
Su reclamo: no ser parte de la nueva fuerza federal ni el nuevo gobierno. Además de exigir su indemnización inmediata.
No obstante, esta actitud parece muy contraria a la que hace al menos dos años, durante la administración de Enrique Peña Nieto, esta fuerza desempeñaba en nuestro país.
Tal como lo ha reportado Revolución TRESPUNTOCERO de manera incansable, la Policía Federal fue protagonista de violaciones a los derechos humanos en diversas ocasiones.
En agosto de 2017, se presentó el caso de una víctima de disparos de bala por parte de policía federal. Se trata de Claudio Castillo Peña, profesor jubilado de 65 años quien falleció producto de las lesiones de gravedad provocadas por los federales tras el desalojo de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG).
Asimismo, el caso de Porfirio Contreras Perez, luego de ser herido con un impacto de bala que le destrozó una parte del rostro tras los eventos registrados en Nochixtlán, Oaxaca.
“Estuve aproximadamente dos o tres horas desangrándome”, aseguró para este medio la víctima de disparos de bala por parte de policía federal.
“Por lo que corrí a esconderme a una casa, los vi a metros de mí, después salí corriendo, ahí se dieron cuenta de mi presencia. Eran como cinco. Me vieron y se me detuvo el tiempo; un federal le avisó a su compañero de enfrente, uno le pidió algo al otro, el de atrás estiró la mano y me disparó, prácticamente yo vi de frente al que me disparó”, declaró a Revolución TRESPUNTOCERO Porfirio Contreras.
Así como este medio nacional, decenas de organizaciones de Derechos Humanos han atestiguado la sistemática agresión que la Policía Federal cometió no sólo contra activistas, sino contra la población en general.
Hoy, resulta contradictorio, que los mismos que fueron acusados sobre esos crímenes, busquen el apoyo de la misma sociedad a la que amedrentaron.
