(28 de noviembre, 2014).- Sandino Bucio Dovalí es egresado de la carrera en Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Bucio Dovalí se dio a conocer por su poesía al servicio del movimiento #YoSoy132. Uno de sus discursos, en la primera asamblea del movimiento celebrada en la UNAM, fue ovacionada y circuló de forma viral por las redes sociales. Sandino Bucio fue detenido “arbitrariamente”, según el abogado de la Liga de Abogados del 1 de diciembre, Sergio Soto, la tarde del viernes cerca del Metro Copilco.
Sandino terminó de comer y comenzó a caminar por la calle de Filosofía y Letras cuando fue interceptado por un Chevy gris, placas 324 WHD; de él salieron sujetos vestidos de civil, sin orden de presentación o de aprehensión, y lo subieron al automóvil. “Estas detenciones se están haciendo del área federal, con policías encubiertos”, detalló el abogado.
El poeta detenido fue trasladado a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO). El abogado de la Liga 1 de diciembre añadió que a Sandino Bucio fue llevado a SEIDO “para fabricarles delitos. Asimismo, agregó que con esta acción, las autoridades “violan el derecho a presunción de inocencia y de un debido proceso. Esta actuación de los policías sale del marco constitucional y de los tratados internacionales a los que México está suscrito. Bucio no estaba cometiendo, ni ha cometido ningún delito”.
Soto agregó que la detención de Bucio “es una detención –o secuestro– arbitraria a todos luces”, pues se hizo “sin una orden de un juez”. La detención de Sandino se suma a la de Bryan Reyes y Jaqueline Santana, quienes fueron interceptados en el cruce de las avenidas Francisco del Paso y Troncoso y Fray Servando Teresa de Mier por un grupo de 15 personas vestidas de civil el pasado 15 de noviembre.
Bryan fue forzado a subirse a un automóvil Chevy con vidrios polarizados; por su parte, Jacqueline fue subida a un taxi de modelo Tsuru. Bryan gritó que lo secuestraban y una policía escuchó y alcanzó a los vehículos una vez que arrancaron. Metros adelante, la policía cerró el paso del Chevy y Tsuru cuando en ese momento, los civiles le mostraron que eran agentes federales y la policía se retiró.
Un par de horas después de ingresar al Ministerio Público de la delegación Venustiano Carranza, Bryan y Jacqueline fueron notificados que estaban acusados de amenazar con “cuchillos de cocina” a una policía federal y robarle 500 pesos, cuando ésta se encontraba con dos policías federales más.
Bryan es el mejor amigo de Sandino, indicó Cristina Dovalí, madre de Sandino, quien se encontraba en San Luis Potosí cuando fue notificada de la detención de su hijo.
Cristina Dovalí señaló que “hace cuatro días, una camioneta negra persiguió a su papá (de Sandino) cuando se dirigía al trabajo. La madre de Bucio Dovalí indicó que Sandino maneja esa camioneta con mucha frecuencia”. Otro acto que fue atípico en días pasados –relató su mamá–, fue que el joven poeta recibió una llamada en días pasados, donde una voz de mujer le dijo: “nos vemos en la marcha flaco”; sin embargo, “a Sandino nadie le dice de esa manera y no asistió al lugar”.
Cristina, madre de Sandino, añadió que su hijo “está muy metido en la defensa de Bryan”.
Por su parte, el abogado Sergio Soto, indicó que en las detenciones hay un patrón muy claro: “Son jóvenes universitarios, que activamente se unen a las manifestaciones públicas, pacíficas y globales. Fue lo mismo que pasó con Bryan Rodríguez o Jaqueline. Es el mismo modus operandi”.
Soto detalló a Revolución 3.0 que estas detenciones son una muestra de “terrorismo de Estado”, pues puntualizó que “lo que buscan es criminalizar la protesta social”.
Esta forma de actuar, con policías encubiertos de civiles llegó el 1 de diciembre de 2012, como una forma de contener la presión social. Tal fue el caso de Juan Carlos Orozco Ascencio, quien estudiaba en la Vocacional 10 del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Ese 1 de diciembre fue al Teatro Fru Fru, ubicado en la calle de Donceles, en el Centro Histórico; cuando salió lo agarraron. Fue subido a una patrulla por gente vestida de civil y lo cambiaron tres veces de patrulla. Juan Carlos tenía 19 años en ese momento.