Desde el informe del Presidente López Obrador celebrado el 1 de diciembre del 2021 ha cobrado relevancia mediática una discusión que amplios sectores pretendían dar por concluida, la vigencia de la geografía política que agrupa a las fuerzas partidarias en “izquierdas” y “derechas”. En aquel discurso AMLO, que unos días después aclararía era dirigido particularmente a jóvenes, recomendaba o instruía “Los publicistas del periodo neoliberal, además de la risa fingida, el peinado engominado y la falsedad de la imagen, siempre recomiendan a los candidatos y gobernantes correrse al centro, es decir, quedar bien con todos. Pues no, eso es un error. El noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear”.
Unos días después en medio de un intercambio de declaraciones entre el senador Monreal, el presidente reavivó la discusión al decir que la palabra “radical” viene de raíz y eso era justamente una característica de su gobierno arrancar de raíz la corrupción. Si bien esta declaración se dio en el marco de adjetivos del senador Monreal entorno a la sucesión presidencial, los medios reabrieron la discusión nuevamente para generar la interrogante de en qué espectro ideológico se encuentra el presidente, sus seguidores o aliados y en que polo se encuentra la oposición con sus también aliados.
Y de esta forma una discusión que parecía cancelada o concluida ha retomado su vigencia. Pero vayamos más a fondo, si bien esta disputa del discurso es ampliamente seguida por los medios de difusión y hasta usada en contra de uno u otro bando según la línea editorial o de intereses de cada medio, muy poco de ese intercambio de declaraciones tiene asidera en los territorios o más allá de las cámaras legislativas. Particularmente en ejercicio del poder público municipal es complejo caracterizar el perfil de quienes encabezan las administraciones.
Bajo el lugar común de que el ejercicio del gobierno no tiene ideología o “colores” presidentas y presidentes municipales han encontrado la salida fácil para no comprometerse con los idearios que los llevaron al poder, aunque este fenómeno es más común justamente en la izquierda ¿Hay entonces elementos que permiten calificar si un gobierno municipal es de derecha o de izquierda? En mi opinión sí y estamos a unos días de que se pueda atestiguar con un elemento fundamental en la vida cotidiana de la ciudadanía que generalmente pasa inadvertido entre la población. La promulgación de los Bandos Municipales en el Estado de México.
Este cuerpo normativo que rige la vida pública cotidiana de la ciudadanía, de manera tradicional ha sido usado en su contra, privilegiando a las minorías y perjudicando los intereses de las mayorías. Hay que decirlo de forma clara un Bando Municipal que sanciona a la ciudadanía por hacer una mejora simple en su fachada y al mismo tiempo es omiso en la contaminación del ambiente por parte de la industria, es un Bando de un gobierno de derecha; un Bando que está más interesado en prohibir que se repartan volantes que en prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género, es un Bando de derecha.
Hay quien dirá que el Bando Municipal no puede sancionar el acoso o la violencia de género con una sanción administrativa que sea corporal e inconmutable o que una decisión así sería motivo de una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como si alguien en su sano juicio pudiera defender esta conducta en los tribunales. La ciudadanía espera gobernantes con arrojo, con creatividad, que den respuestas o soluciones a sus demandas cotidianas y no excusas leguleyas para administrar los problemas. Por ejemplo, en el municipio de Nicolás Romero gobernado por MORENA el alcalde Armando Navarrete decidió implementar una medida de estas características con excelentes resultados y representa un gobierno de izquierda, una solución de izquierda que implica ponerse del lado de las víctimas, del lado de los intereses de las mayorías. Si bien el Bando Municipal es el resultado de una discusión colegiada, es una realidad que las y los presidentes municipales son en gran medida las y los responsables del resultado de lo que se promulga. Se debe volver un asunto público y difundido todo el proceso, desde los mecanismos para la discusión del documento y su enriquecimiento, que generalmente tienen una característica de exclusión de quienes encabezan las administraciones hasta el resultado final donde, aunque haya a quien no le guste, con ese sólo instrumento podremos definir qué gobierno tiene características de izquierda o de derecha en la vía de los hechos más allá de sus dichos, ¿Quiénes son radicales y los conservadores en los municipios? Pronto lo sabremos.


