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Reduciendo la huella de carbono de la Inteligencia Artificial con la Computación Neuromórfica

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Para muchos aspectos de la vida moderna, desde la medicina y las finanzas hasta el transporte y el ocio, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta cada vez más importante. Sin embargo, el crecimiento exponencial de su utilización también ha provocado un aumento significativo en el consumo de energía y de las emisiones de carbono.

Según un estudio reciente de investigadores de la Universidad de Massachusetts, la huella de carbono del entrenamiento de un solo modelo de IA de gran tamaño puede superar las emisiones de cinco coches durante su vida útil.

Afortunadamente, la computación neuromórfica puede ofrecer una solución a este problema. Se trata de un tipo de informática diseñada para imitar la estructura y el funcionamiento del cerebro humano. Al contrario que la computación digital tradicional, que se basa en el uso de código binario y grandes cantidades de energía para procesar la información, la computación neuromórfica es muy eficiente desde el punto de vista energético y puede procesar la información en paralelo.

La principal ventaja de la computación neuromórfica es su capacidad para realizar cálculos complejos con un bajo consumo de energía. El cerebro humano es conocido por su notable eficiencia energética, y la computación neuromórfica pretende alcanzar niveles similares de eficiencia utilizando menos energía que los métodos informáticos tradicionales. Al imitar la manera en que el cerebro procesa la información, la computación neuromórfica puede reducir el consumo de energía y las emisiones de carbono al tiempo que mantiene o mejora el rendimiento de las aplicaciones de IA. Gracias a esta eficiencia energética, la computación neuromórfica resulta atractiva para aplicaciones de bajo consumo y computación de borde, donde la energía es un recurso limitado.

Esta tecnología permite procesar los datos cerca de su origen, en lugar de hacerlo en un centro de datos centralizado. De esta manera se puede reducir la necesidad de transferencia y almacenamiento de datos, que pueden ser procesos intensivos en energía y carbono.

La computación neuromórfica también contribuye a reducir la cantidad de datos necesarios para las aplicaciones de IA. Para entrenar y probar los modelos tradicionales de IA se necesitan grandes cantidades de datos, lo que puede suponer un importante consumo de energía y emisiones de carbono. En cambio, la computación neuromórfica permite el desarrollo de modelos que requieren menor cantidad de información, reduciendo el impacto medioambiental de la IA.

Reducir la huella de carbono de la IA no sólo es importante para el medio ambiente, sino también para la humanidad en su conjunto. El cambio climático es uno de los mayores retos a los que se enfrenta nuestro mundo hoy en día, y reducir las emisiones de carbono es fundamental para mitigar su impacto. Reduciendo el consumo de energía y las emisiones de carbono de la IA, la computación neuromórfica contribuye a un futuro más sostenible para todos.

A pesar de sus ventajas, la computación neuromórfica también tiene algunas limitaciones.

Los sistemas neuromórficos tienen una arquitectura más compleja que los sistemas digitales tradicionales, por lo que el diseño y la programación de aplicativos neuromórficos requieren de conocimientos especializados en la materia.

La disponibilidad de hardware neuromórfico es también limitada. Aunque diversas empresas e instituciones de investigación están trabajando en el desarrollo de hardware neuromórfico, estos sistemas aún no están ampliamente disponibles, lo que dificulta a los desarrolladores probar y desplegar aplicaciones5 6.

El procesamiento neuromórfico tiene el potencial de revolucionar el campo de la IA al permitir sistemas informáticos más eficientes y potentes. Su potencial para mejorar aplicaciones de IA como el aprendizaje automático, la visión artificial y el procesamiento del lenguaje natural permite un procesamiento más rápido y eficiente de grandes cantidades de datos.

La computación neuromórfica ofrece una solución prometedora al reto de reducir la huella de carbono de la IA. Al imitar la estructura y el funcionamiento del cerebro humano, la computación neuromórfica habilita aplicaciones de IA más sostenibles y eficientes desde el punto de vista energético. A medida que aumente la importancia de la IA, el desarrollo y despliegue de tecnologías de computación neuromórfica será crucial para garantizar un futuro sustentable y próspero para todos.

 

N. Oliver, “La huella de carbono de la inteligencia artificial es aún muy elevada”, ABC, 29/06/2022. [En línea]. Disponible en: «La huella de carbono de la Inteligencia Artificial es aún muy elevada» (abc.es)

A. Herranz, “Emisiones de carbono: así puede la inteligencia artificial ayudar a reducirlas”, Semana, 12/05/2021. [En línea]. Disponible en: Emisiones de carbono: así puede la inteligencia artificial ayudar a reducirlas (semana.com)

J. M. Hernández, “¿Cuál es la huella de carbono de la inteligencia artificial?”, El Español, 04/11/2020. [En línea]. Disponible en: ¿Cuál es la huella de carbono de la inteligencia artificial? (elespanol.com)

S. Furber y S. Temple, “Neuromorphic engineering: The road ahead”, IEEE Transactions on Neural Networks and Learning Systems, vol. 29, no. 1, pp. 1-4, 2018

Intel Newsroom, “Intel Advances Neuromorphic with Loihi 2, New Lava Software Framework and New Partners”, Intel, 29/09/2021. [En línea]. Disponible en: Intel Advances Neuromorphic with Loihi 2, New Lava Software Framework….

Intel Labs, “Taking Neuromorphic Computing to the Next Level with Loihi 2”, Intel, 29/09/2021. [En línea]. Disponible en: Next-Level Neuromorphic Computing: Intel Lab’s Loihi 2 Chip

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