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Ricardo Salinas Pliego, al centro de la polémica tras su apoyo público a la elección en Honduras

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  • La intervención de Salinas Pliego en la elección hondureña generó acusaciones de doble estándar: mientras exige legalidad y Estado de derecho fuera de México, en su propio país enfrenta litigios fiscales de gran magnitud

El empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego generó este fin de semana un fuerte debate tras compartir en X (antes Twitter) un mensaje en el que respaldó al candidato derechista Nasry Tito Asfura, a quien calificó como la “opción” para frenar lo que llamó “narcosocialismo” en Honduras. En su publicación, Salinas Pliego urgió a los hondureños a “defender el Estado de derecho y las instituciones que nos permiten vivir en libertad”.

El mensaje provocó una avalancha de críticas. Usuarios en redes sociales le recordaron sus adeudos fiscales con el fisco mexicano —y con autoridades de Estados Unidos—, y cuestionaron que opine sobre la política de otro país en lugar de saldar esas obligaciones. También señalaron que su intervención podría entenderse como una forma de injerencia extranjera o propaganda política, lo que podría socavar la soberanía electoral de Honduras.

La publicación de Salinas Pliego se da en un contexto de alta tensión política en México: en noviembre de 2025, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) confirmó que empresas del empresario deben pagar alrededor de 50 000 millones de pesos al fisco, tras negar sus amparos por adeudos fiscales. Este fallo ha sido interpretado por algunos analistas como parte de una estrategia del gobierno de Claudia Sheinbaum para recuperar recursos públicos y reforzar programas sociales.

En medio de ese clima, la intervención de Salinas Pliego en la elección hondureña generó acusaciones de doble estándar: mientras exige legalidad y Estado de derecho fuera de México, en su propio país enfrenta litigios fiscales de gran magnitud. Otros criticaron su discurso como una reiteración de narrativas anticomunistas y de confrontación ideológica, similar a las estrategias de comunicación de la ultraderecha en América Latina.

La reacción ciudadana y mediática destaca la tensión entre la libertad de expresión de un empresario influyente y el principio de no intervención en asuntos electorales de otros países. En Honduras, donde el contexto ya es de fuerte polarización y cuestionamientos sobre transparencia electoral, el respaldo de figuras extranjeras a candidatos — especialmente polémicos— puede complicar aún más la legitimidad percibida del proceso.

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