La semana pasada Carlos Romero Deschamps renunció a la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex), luego de haber estado al frente del organismo durante más de 26 años con un patrimonio incalculable que no corresponde con sus ingresos económicos formales y que fue el fiel sirviente del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El líder sindical petrolero fue el sustituto ideal de Joaquín Hernández Galicia “La Quina” que fue detenido en 1989 en el arranque del gobierno de Carlos Salinas de Gortari por corrupción y enriquecimiento ilícito, luego de haber servido a los intereses del priismo durante varias décadas, por lo que fue cobijado por Salinas para hacerse cargo del sindicato de Pemex.
Sucesor de las prácticas opacas que han caracterizado a los sindicatos charros desde su creación en la época de Miguel Alemán Valdés, Romero Deschamps fue la comparsa ideal de los gobiernos priístas y panistas para el saqueo desmedido de Pemex que enfrenta severas crisis económicas.
Tras haber sido respaldado por Salinas, en el gobierno de Ernesto Zedillo el poderoso dirigente sindical consolidó su imperio financiero a tal nivel que desvió cerca de mil 500 millones de pesos para el famoso “Pemexgate”, en el que financió la campaña presidencial de Francisco Labastida en el 2000, pero fue exonerado en el sexenio de Vicente Fox que no sólo no lo investigó, sino que también respaldó siguiendo el mismo modelo de impunidad.
En el gobierno de Felipe Calderón nuevamente gozó de impunidad, mientras que a la par desempeñó diferentes cargos como diputado federal y senador en dos ocasiones, por lo que el sindicato cada vez enfrentaba más problemas relacionados con corrupción.
Esta situación se mantuvo en la administración de Enrique Peña Nieto, quien le dio mayores prebendas con la reforma energética que dinamitó al sector petrolero nacional para hacerlo menos competitivo ante las empresas extranjeras que comenzaron a tener presencia en el territorio nacional, contraviniendo la expropiación petrolera que impulsó Lázaro Cárdenas.
En el actual gobierno en un inicio el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirmó que no existían denuncias en contra de Romero Deschamps, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) interpuso dos denuncias por enriquecimiento ilícito ante la Fiscalía General de la República (FGR), situación que provocó su renuncia del sindicato petrolero.
Ahora es posible que se desarrollen las investigaciones en contra de Romero Deschamps, lo que podría significar el primer esfuerzo significativo de justicia ante el saqueo constante al sindicato petrolero como ha sucedido con los líderes sindicales charros.