I.- Los llamados salarios mínimos han sido salarios de hambre que han provocado la dramática pobreza de millones de mexicanos; alejados de una piedad que no existe a la hora de que los patrones-empresarios debieran recompensar a los trabajadores, empleados, jornaleros, domésticas y millones más; a quienes se ha tenido sometidos a ese miserable pago, apoyados por los gobiernos del presidencialismo priista en complicidad con el resto de los partidos, sobre todo del PAN, para mantenerlos en la total marginación social. Los aumentos anuales eran de unos pesos y la élite lo festejaba como burla orquestada desde la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, integrada por funcionarios y dizque representantes obreros y, claro, patronales, con la bendición del presidente de la República en turno. Fundada esa comisión en 1963, casi al final del sexenio de López Mateos, se postuló como una victoria laboral y resultó, desde entonces, en una farsa que nunca engañó a los trabajadores que lo recibían.
II.- Como hasta ahora con Peña, los precios siempre han sido 100 por ciento superiores, con lo cual los “aumentos” se pulverizaban para que desde entonces: ¡55 años, más de medio siglo de por medio!, se hayan acumulado 55 millones de pobres. Los cuales con las amenazas de perder su empleo, represiones y manipulación del “sindicalismo” priista, han sido sometidos. Diez presidentes que se enriquecieron con las raterías generosamente llamadas corrupción: ocho priistas y dos panistas; con la Coparmex y demás pillos empresarios, celebraban los “aumentos” cada año. Ha sido una barbarie. Un abuso del poder presidencial y sus socios-cómplices patronales que se enriquecieron por igual, y todavía hacían marchar a los trabajadores el uno de mayo para “festejar” el Día del Trabajo; con el presidente en turno en Palacio Nacional, y a su lado los Fidel Velazquez. Así que bienvenido el compromiso anunciado por el Presidente Electo: López Obrador, de que propondrá una reforma constitucional en el Artículo 123, para que los aumentos en los salarios mínimos sean superiores a la inflación.
III.- Ojalá que sea un aumento del 50 por ciento para matar dos pájaros de un tiro: controlar el alza de los precios, y que los trabajadores reciban una parte de las multimillonarias ganancias de los patrones. El anuncio de AMLO ha sido recibido como un paso a la justicia laboral democratizadora. La medida de constitucionalizar que los salarios mínimos no sean inferiores a la inflación, es una conquista de los trabajadores que se sumaron a la candidatura del ahora presidente electo; y éste la asume como parte de un compromiso para reivindicar un derecho laboral. Así, la citada Comisión de los Salarios sale sobrando y será un gasto menos de la burocracia. Y hay que aplaudirle a López Obrador que una vez más salga en defensa del pueblo y su clase trabajadora. No dijo en cuanto serán superiores a la inflación, pero el porcentaje no debe ser inferior a un 50 por ciento. Es éste un eslabón de las medidas para combatir el empobrecimiento social de millones de trabajadores del país.
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