El Gobierno de México no solo está construyendo trenes, escuelas, hospitales y nuevas políticas; está reconstruyendo el modelo de país. Así lo dejó claro la presidenta Claudia Sheinbaum, quien lanzó un diagnóstico contundente sobre las últimas décadas y la visión que hoy guía a la Cuarta Transformación: la recuperación del Estado como garante de derechos y como pieza clave del desarrollo nacional.
La mandataria trazó esta postura al responder sobre la nueva Ley General de Aguas y el regreso de los trenes de pasajeros, dos proyectos que —según se expuso— representan correcciones históricas y pilares del futuro económico y social del país.
Un corte total con el viejo modelo: “privatización, corrupción y desigualdad”
Sheinbaum no dejó lugar a interpretaciones al describir el periodo neoliberal, que ubicó entre 1982 y 2018:
“36 años de lo que llamamos el periodo neoliberal. Tenía una visión en donde el Estado tenía cada vez menos participación: en educación, en salud, en vivienda, sin los grandes derechos del pueblo de México”, sostuvo.
Y fue más allá, subrayando que ese modelo venía acompañado de corrupción estructural:
“Este proceso de privatización que se fue generando, fue acompañado de una gran corrupción, y nada más hay que ver cómo convirtieron una deuda privada en una deuda pública con el llamado FOBAPROA.”
La presidenta también señaló los efectos sociales: más pobreza, más desigualdad y múltiples episodios de antidemocracia y violencia.
La visión de la 4T: Estado fuerte, derechos garantizados y bienestar para todas y todos
Al explicar cómo se está reconstruyendo el país, Sheinbaum planteó una filosofía de Estado que contrasta directamente con el modelo anterior:
- Educación pública garantizada desde inicial hasta universidad.
- Salud como derecho irrenunciable, sin sustituir la responsabilidad estatal por servicios privados.
- Política de vivienda con participación pública, para evitar que el mercado excluya a quienes menos tienen.
- Empresas del Estado en sectores estratégicos como ferrocarriles y aviación.
- Planeación nacional, que había sido abandonada.
“No se puede abandonar el papel del Estado”.
Así lo afirmó la presidenta, aclarando que la iniciativa privada participa y es bienvenida, pero dentro de un marco donde los derechos y el bienestar sean la prioridad.
Trenes, agua y soberanía: reconstruir lo que fue abandonado
Sheinbaum dedicó un punto especial al abandono ferroviario:
“Se privatizaron los trenes y se dejaron cantidad de comunidades que vivían del paso del tren al olvido. Nosotros creemos que hay que seguir construyendo trenes en el país y que el Estado debe tener una empresa de trenes.”
Sobre la nueva Ley General de Aguas y la recuperación de recursos estratégicos, subrayó que estas decisiones no solo atienden pendientes históricos, sino que reafirman la soberanía nacional como principio rector.
Una visión sustentada en la historia y en resultados
Durante la Mañanera del Pueblo de este jueves 4 de diciembre, la presidenta insistió en que el modelo transformador tiene bases claras:
honestidad, humanismo mexicano, combate a la corrupción, justicia social y resultados medibles.
Y remató con una idea central que guía al movimiento:
“Es un camino que ha elegido el pueblo de México, y que va a seguir avanzando.”
El país del futuro: bienestar, libertades y justicia
Para Sheinbaum, el horizonte que se está construyendo desde el gobierno implica un México donde:
- La gente tenga bienestar real, no solo promesas.
- Existan libertades plenas y participación democrática.
- El Estado cumpla su papel sin renunciar a él.
- La soberanía y los recursos estratégicos estén al servicio del pueblo.
La presidenta lo resumió de manera contundente: un país donde la transformación no solo se anuncia, se demuestra.


