La intensa campaña de desprestigio en contra del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) se desató inmediatamente después de su segundo informe cuando reiteró respaldado con argumentos científicos que la ‘verdad’ gubernamental no era más que una falacia que volvió a derrumbarse.
Previo a su más reciente informe toda la maquinaria gubernamental, ayudado por televisoras y otros medios de comunicación fueron con todo en contra de los especialistas, se les cuestionó sus argumentos, sus investigaciones y hasta su reputación. Esa era la mayor evidencia que el Grupo se acercaba nuevamente a ridiculizar por medio de nuevos hallazgos que el Estado mintió y desde distintos ángulos culpable de las desapariciones de un grupo de estudiantes y la muerte de otros.
El GIEI cada vez está más cerca de encontrar la verdad sobre lo que sucedió con los estudiantes aquella noche, la estrategia es el desprestigio social, desde el inicio de sus labores, el 1 de marzo de 2015, el GIEI señaló las fallas y omisiones de la investigación oficial sobre el paradero de los estudiantes; reivindicó la centralidad de las víctimas dentro del proceso ofreció nuevas líneas de investigación que han presionado para que el Estado retome, pero que éste cínicamente ha descartado minimizando y después por medio de terceros denostando al GRUPO.
Aun cuando su informe ha sido considerado uno de los documentos más relevantes y equilibrados que ha demostrado la situación real de México en materia de violación a derechos humanos, por tantas décadas soterrada.
Hoy es posible que ya se haya fraguando una campaña descrédito, seudo periodistas (voceros del gobierno), parlanchines de show de carpa televisada, intelectuales oligárquicos, políticos vendidos y corruptos haciéndole el favor (pagado) al gobierno, en esta ocasión en contra del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quien recientemente dio a conocer su dictamen pericial integral sobre los indicios encontrados en el Basurero de Cocula, y que tras más de un año de trabajo científico independiente (no manipulado por el gobierno federal), el EAAF ha concluido que desde el punto de vista de evidencia física recolectada y analizada proveniente del Basurero no es posible que los presuntos perpetradores hayan incinerado en ese lugar a los 43 jóvenes, ya que no hay consistencia entre la evidencia física y la evidencia testimonial.
Al gobierno federal, al Estado culpable, autor de crímenes de lesa humanidad, le urge denigrar a quien lo confronte, a quien demuestre rebeldía ante las condiciones inmundas del país, provocadas por éste porque las desapariciones forzadas en México no son obra solo de los grupos criminales organizados, sino que también hay participación directa del Estado mexicano.
Ayotzinapa será por siempre el símbolo de un país cuyo vasto y extenso territorio ocultan desparecidos, torturados y ejecutados, miles y miles de tragedias con historias catastróficas cuyo autor ha sido la derecha que nunca se fue y que volvió más cínica, más despiadada y ensañada con el contrario.