Un largo y sinuoso discurso recetó Enrique Peña Nieto a la sociedad mexicana desde Palacio Nacional frente al menos 1,500 invitados seleccionados entre lideres del Congreso de la Unión, gobernadores, dirigentes empresariales, funcionarios federales, diplomáticos acreditados en el país y periodistas. El mensaje fue autocomplaciente, dibujó una Nación que sólo existe en el discurso oficial y eludió temas fundamentales que generan incertidumbre a los trabajadores mexicanos. En algunos puntos fue abiertamente contradictorio y, fiel a su naturaleza, volvió a prometer un México del primer mundo, una potencia económica gracias a sus buenos oficios y a las reformas estructurales aprobadas hasta el momento.
Como si se tratara sólo de molestias menores, temporales, el inquilino de Los Pinos, quien estuvo acompañado en el presidium por los titulares de los poderes Legislativos (el perredista Jesús Zambrano, presidente de la Cámara de Diputados, y el panista Roberto Gil, del Senado), además del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar, arrancó su intervención señalando que el año que se reporta “ha sido difícil” porque se han registrado sucesos que han perturbado a los mexicanos y en esto englobó a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, la fuga del capo sinaloense Joaquín “el chapo” Guzmán Loera, y, sin mencionarlos, los escándalos de corrupción que ensuciaron su imagen como la compra por parte de su esposa de la denominada “casa blanca”, la mansión de descanso de su titular de Hacienda, en Malinalco, Estado de México.
Eludió mencionar otras sonados casos de ejecuciones extrajudiciales como los de Tlatlaya, Tanhuato, Apatzingán, y el asesinato de periodistas críticos, como el caso del multihomicidio de la colonia Narvarte. A pesar de todo, sostiene que su gestión ha registrado avances en materia de seguridad, con respeto a los derechos humanos y resaltó que han aceptado todas las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). En este rubro, cabe destacar que en el Informe Anual 2014 de Personas Extraviadas o Desaparecidas que la Secretaría de Gobernación envió recientemente al Senado de la República, se registra que hasta el 31 de diciembre del año pasado se tenían 24 mil 812 personas desaparecidas o no localizadas del fuero común en el territorio nacional, en tanto que la Procuraduría General de la República reportó 418 registros de personas desaparecidas del fuero federal en ese mismo periodo. En este delito, los estados de Tamaulipas, Jalisco, Nuevo León, el Estado de México, Chihuahua y Sinaloa ocupan los primeros lugares.
La propia estructura de su discurso confirma que el presidente de la República y la sociedad mexicana viven en países diferentes. Peña Nieto habló de un “México en paz”, cuando la guerra contra las organizaciones criminales persiste y los índices de ejecuciones dolosas no bajan e incluso se incrementan; “México incluyente”, cuando encabeza a nivel internacional los índices de desigualdad y pobreza, con dos millones de pobres más en lo que va del sexenio; “México con educación de calidad”, cuando las evaluaciones en la materia colocan al país en el fondo de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE); “México próspero”, cuando la economía mantiene una desaceleración prolongada y se reduce el Producto Interno Bruto per cápita; y “México con responsabilidad global”, cuando las acciones de política internacional, con giras a 28 naciones, deben ser revisadas con cuidado en el nuevo entorno internacional.
El titular del Ejecutivo, quien ahora si recibió aplausos de los invitados a Palacio Nacional, mostró una inexplicable autocomplacencia al señalar que “los alcances de estas grandes 5 metas nacionales” muestran que hay un avance en la ruta de la transformación. Anunció que en los próximos tres años se seguirá trabajando en las metas nacionales y prometió que habrá avances en las “reformas transformadoras” para que las familias mexicanas se vean más beneficiadas.
Peña Nieto se refirió a la inseguridad del país e insistió en que según los indicadores de las instituciones oficiales se han logrado reducir los índices de comisión de delitos, lo que es una contradicción pues la percepción de inseguridad ha ido subiendo en los últimos meses, así como los registros de ejecuciones dolosas que incluso superan periodos de la anterior administración a pesar del presunto cambio en la estrategia contra los cárteles de la droga, de los cuales se felicitó por haber capturado a la mayoría de ellos, con lo que logró descabezar dichas organizaciones criminales, aunque el reacomodo al interior de los mismos haya provocado más violencia.
Ante el clima de intolerancia que prevalece en el país, Peña Nieto alertó sobre las amenazas del populismo, por aquello de que Andrés Manuel López Obrador va otra vez a la cabeza en las encuestas sobre la intención del voto para la próximo elección presidencial. Sin duda que la renovación de su gabinete y la colocación de ciertos funcionarios como Aurelio Nuño en dependencias claves como la Secretaría de Educación Pública, y José Antonio Meade en la Secretaría de Desarrollo Social, le permiten margen de maniobra a la hora de decidir, a través del PRI, quien será el candidato oficial a la Primera Magistratura del Estado.
ECONOMÍA, ASIGNATURA PENDIENTE
Como una cita obligada y molesta se refirió al rumbo de la economía, sin hacer referencia a la parálisis de ésta desde que tomó las riendas de la Nación, dado que tan sólo promedia un crecimiento mediocre de 1.8 por ciento del PIB, a pesar de lograr la aprobación de las reformas estructurales, para lo que se tuvo incluso que modificar la Constitución Política del país que prohibía dichos cambios, y que son la prueba de que su promesa en campaña presidencial de un crecimiento económico de 5 por ciento del PIB no se cumplirá. También señaló de paso las consecuencias en el gasto gubernamental de la caída del precio internacional del petróleo, la devaluación del peso frente al dólar, factores de origen externo que impactan directamente a la economía familiar. A pesar de todo, Peña Nieto celebró que su administración mantiene a México en un cambio con rumbo adecuado a pesar de los embates externos y resaltó que somos un “país con proyecto”.
Punto central de su mensaje lo fue sin duda el hecho de que mencionó que a pesar de las difíciles condiciones económicas del entorno internacional que ha provocado la caída en los precios del petróleo y una volatilidad en los mercados, la estrategia económica que se seguirá para enfrentarlo no pasara por incrementar ni generar nuevos impuestos, como tampoco con un mayor endeudamiento, aunque al avanzar su discurso se contradijo al anunciar nuevos mecanismos de financiamiento del gasto público. Indicó que en la segunda mitad de su administración se emitirán bonos educativos en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y se implementarán instrumentos financieros para captar capital y dirigirlos a proyectos de infraestructura. El primero se denominará Fibra E y el segundo serán los certificados de fondos de inversión. Aseguró que con los bonos de infraestructura educativa se podrán canalizar 50 mil millones de pesos a las escuelas en los próximos tres años, adicionales a los recursos presupuestales para el mantenimiento y la infraestructura escolar.
Peña Nieto aseguró que el gobierno que encabeza se apretará el cinturón y gastará menos y mejor. El titular del ejecutivo aseguró que de ninguna manera habrá IVA a medicinas y alimentos, como se acusó el lunes en el Cámara de Diputados, ni se crearán nuevos impuestos. Aseveró que se mantendrá las premisas de una disciplina financiera y estabilidad en sus finanzas públicas.
Por esa razón, explicó, desde enero pasado se anticipó un ajuste preventivo al presupuesto con el objetivo de hacer frente a las condiciones macroeconómicas mundiales. Destacó aquí que las acciones para despetrolizar la economía permitieron que en la actualidad los ingresos por la vía petrolera representan solamente el 18 por ciento de total en contraste con el 40 por ciento que representaba en 2012. Aquí también se refirió a la reforma fiscal que permitió, dijo, incrementar en 11.2 millones el padrón de contribuyentes, es decir, un 29.2 por ciento más que en 2012.
El presidente aseguró que el crecimiento del país en el último año fue de 2.4 por ciento, lo cual a estas alturas es cuestionable, pero olvidó señalar que en lo que va de su administración apenas si alcanza el 1.8 por ciento. Dijo que ese crecimiento fue posible por el dinamismo del mercado interno, con lo que consideró que México ha enfrentado la situación económica mundial, a partir de la fortaleza de dicho mercado interno, lo cual es incomprensible dada la ralentización de la economía y la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores que se han visto obligados a trabajar más para poder comprar los mismos bienes que al principio del sexenio.


