Valentina Pérez Botero/ @vpbotero3_0
(18 de julio, 2013) Las farmacéuticas intentan ganar, a través de una píldora, lo que las parejas de las mujeres no han podido en la cama: mantener su deseo sexual. Lo que se ha conocido en los medios como Viagra femenino sintetiza la intención de crear un antídoto ante el desgano sexual de algunas mujeres que, sin ningún problema fisiológico evidente, tienen poco interés en el sexo.
La apuesta de las investigaciones es la testosterona. Lybrido, una de las opciones de medicina, mezcla la hormona con el ingrediente activo del Viagra, el sildefine; mientras Lybridos, le agrega el antidepresivo buspirone. El problema radica no sólo en la complejidad de la reacción que se intenta generar, el deseo, sino que el ingrediente central, la testosterona, podría no funcionar.
Un estudio publicado en la revista Archivos de Comportamiento Sexual (Archives of Sexual Behavior) por el doctor Sari van Anders no encontró ninguna correlación entre la testosterona y el deseo sexual femenino en pareja. De hecho el estudió arrojó que entre más alto los niveles de testosterona en una mujer, menor era el deseo sexual hacia su pareja y más hacia actos gratificantes en solitario.
Es decir, que un aumento en los índices de testosterona en la mujer no dirige el deseo hacia la satisfacción en pareja sino a la masturbación. Los estudios iniciales de eficiencia realizados por Lybrido y Lybridos tomaron como base a mujeres monógamas y con relaciones estables, pues al parecer el patrón indica que el deseo sexual entre parejas suele disminuir asimétricamente en hombres y mujeres; problema que eventualmente se podría frenar a través de un fármaco.
Kristen Mark, especialista del Kinsey Institute de Estados Unidos, opina que “La investigación (en el Viagra femenino) ha sido perversamente heteronormativa y centrada en la vida en pareja”, la especialista en sexualidad también agrega que la creación de una píldora que solucione el problema es simplificar uno de los procesos más complejos de la vida humana.