(09 de octubre, 2014).- Sus nombres y rostros inundaron ayer Paseo de la Reforma. Los asistentes de la marcha #TodossomosAyotzinpa los colocaron en las calles para exigir que la desaparición de los 43 normalistas no se convierta en una cifra más de las estadísticas gubernamentales.
En las pancartas, donde el apoyo a las familias de las víctimas era evidente, había también coraje, por Acteal, Atenco, ABC, Tlatelolco, Tlatlaya. Del recuerdo salían consignas muy claras: castigo a los asesinos y fin al “narcogobierno”.
“¿Y estos por qué protestan?” preguntó una señora a su acompañante cuando intentaba cruzar la avenida Hidalgo. Metros atrás, un contingente de normalistas del estado de Guerrero gritaba: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Al contrario de aquella mujer, para quien el dolor de las familias en Guerrero resultaba lejano, los estudiantes de la UNAM, UACM, UAM y la ENAH se asumían como parte de los agraviados. ¡Lo que pasó en Guerrero, que lo sepa el mundo entero!, clamaban.
Para otras personas, gritar ya no es suficiente.Un grupo de mujeres indígenas con veladoras en las manos pedían por la aparición de los jóvenes sin palabras, sólo acompañadas por una manta donde terminaron por recostarse en simulación de los cuerpos encontrados en las fosas.
En las calles del centro del país un grito conocido volvió a escucharse: ¡México, sin PRI! Era el grito contra las desapariciones forzadas, la corrupción, la tortura, la impunidad.