(12 de junio 2014).- “Estar en la cúpula significa no estar metido en el terreno de los problemas y estar juzgando desde allá arriba”, así definió Eduardo Gallo a las organizaciones que dirigen Isabel Miranda de Wallace (Alto Al Secuestro) y Alejandro Martí (SOS), contrastando con ellos, el trabajo del poeta Javier Sicilia, quien no ha parado de trabajar, adentrándose verdaderamente en el problema que México vive desde la fallida estrategia que Felipe Calderón emprendió en su mandato.
Eduardo Gallo, ex director de una cadena de hoteles, sufrió en carne propia el dolor de un hijo secuestrado. Paola Gallo, de sólo 25 años de edad, fue secuestrada el 8 de julio del 2000. Los delincuentes exigieron un pago de 175 mil pesos para entregarla con vida, sin embargo, el cadáver de la joven fue hallado el 16 de julio del año que transcurría.
El padre, sin resignarse a las respuestas inútiles de las autoridades, hizo un trabajo exhaustivo de investigación para encontrar a la organización criminal. Presentó pruebas que permitieron la captura de los responsables del secuestro y homicidio de Paola Gallo.
A partir de ese momento, Eduardo no ha dejado de trabajar con organizaciones civiles, haciendo trabajo de base para prevenir a la sociedad mexicana sobre el tema del secuestro. “Sigo en el activismo social para contribuir al cambio dentro del gobierno, mediante mi colaboración para coordinar algunos seminarios de capacitación a municipios en prevención social de la violencia y la delincuencia, o a los centros de justicia para mujeres”, expresó para Radio Fórmula.
Eduardo Gallo participó en la marcha contra la violencia, y recuerda que durante el ineficiente gobierno de Vicente Fox, habiendo ya transcurrido un año a partir de la marcha, no hubo acción alguna por parte del Estado.
El activista participó en México Unido Contra la Delincuencia, pero relata no haber tenido una buen experiencia en ésta: “He marcado mucha distancia con las organizaciones cupulares y me he acercado más a las organizaciones de base, que son quienes están cargando el trabajo de las organizaciones, son los que están en el campo, trabajando con las víctimas o con las personas que están padeciendo directamente los problemas y que son lo que deberían tener más reflectores a su alrededor por el gran trabajo que hacen, y me desligué de las organizaciones cupulares porque me parece que es muy cómodo estar sentado simplemente criticando sin vivir el problema real”.
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Foto: Cuartoscuro


