Autor: Enrique Legorreta
@emriquelego3_0
La telefonía celular ha ido en constante crecimiento. Desde su aparición, en la década de los 80, ésta ha evolucionado conforme los avances tecnológicos lo han ido haciendo.
Hoy en día no sólo se puede hablar por teléfono y ‘mensajear’. La creación de los smartphones ha producido que el internet sea parte fundamental en estos tiempos y se convierta en una necesidad prioritaria.
Ante estos hechos surgen distintos medios de comunicación que, con la mezcla de un teléfono e internet, conectan al mundo con tan sólo un mensaje, tal es el caso de WhatsApp.
Se trata de un software multiplataforma de mensajería instantánea para teléfonos inteligentes. Además del envío de texto, permite la transmisión de imágenes, video y audio, así como la localización del usuario siempre y cuando exista la posibilidad.
Su uso es la intercomunicación 2.0 –interacción de envío de datos entre dos personas o más– nos permite comunicar de manera rápida y sin necesidad de hablar o vía un SMS pero con el uso del Wi-Fi o de un sistema de datos como el 3G.
Más allá de todas las posibilidades de comunicación que esta aplicación ofrece, esta aplicación es un peligro en las relaciones de pareja, sobre todo para las personas que lo usan gran parte del día.
Recientemente se llevó a cabo un estudio por un grupo de psicólogos donde confirmaron que la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp puede llegar a ser perjudicial para la vida en pareja.
Los psicólogos señalan que, a diferencia de redes sociales como Twitter o Facebook, además de sistemas de comunicación como SMS o correos electrónicos, Whatsapp delata a quien lo usa.
La App registra si el usuario está en línea o la hora de su última conexión. Detalles como estos surgen de que no sólo aparecen en el móvil del usuario, sino que lo hace en el teléfono de todos sus contactos .
“Whatsapp es un canal perfecto para reforzar las relaciones en la primera fase de enamoramiento, pero después puede acarrear problemas si uno de los cónyuges se obsesiona por estar en permanente contacto con su pareja o en controlar cuándo se conecta o desconecta”, explica el psicólogo Enrique García Huete, encargado de la investigación.
Celos, sospechas y ciertas actitudes perjudiciales son sólo algunas de las complicaciones que la aplicación puede acarrear. Todo esto puede llevar a la ruptura.
