(20 de noviembre, 2013).- Se llamará Ygnacio. Repetirá la misma primera letra que desconcierta: “y” en lugar de “i”. Natasha, su madre, lo decidió cuando la madrugada del siete de noviembre de 2013 se enteró que a su abuelo lo habían sacado de su casa, torturado y asesinado. Se llamaba Ygnacio López Méndoza, presidente municipal de Santa Ana Maya, Michoacán, y su nieto, que nacerá en diciembre, llevará su nombre.
Ygnacio abuelo es el número 44. Casi medio centenar de alcaldes han sido asesinados en México en los últimos ocho años y ninguno de sus casos ha sido resuelto. Las familias López Mendoza y López Morales tienen miedo de la impunidad: ni la Procuraduría de Guanajuato –donde se encontró el cuerpo– ni la de Michoacán –donde gobernaba Ygnacio– han hecho algo.
“Nos devolvieron sus pertenencias sin analizarlas y no nos quieren entregar los resultados de la necropsia”, dice Natasha mientras llora. Ella tiene sus mismos ojos grandes, tristes, y cuando habla el último adjetivo se enfatiza.
El porqué de su muerte se explica a través de la huelga de hambre que sostuvo durante 18 días en la Ciudad de México. Ygnacio llegó a la capital del país con la resolución de exigir un mejor presupuesto a los municipios. Como médico lo explicaba a través de analogías que remitían a su profesión: “son como niños desnutridos, si no les das de comer bien nunca se van a desarrollar”.
Ygnacio nació políticamente en partidos de izquierda y perteneció al Partido de la Revolución Democrática (PRD) desde su fundación en 1989 hasta 2010, cuando renunció en protesta por las alianzas del perredismo con el ultraderechista Partido Acción Nacional (PAN). Al momento de su muerte militaba en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
“Debemos tener un protocolo de protección para alcaldes y sus familias”, dijo Leticia Quezada, delegada de Magdalena Contreras, al referir que no existe ningún procedimiento de seguridad para atender las amenazas que denuncian, por lo que las cifras de asesinatos crecen impunemente.
El senador perredista Alejandro Encinas hizo referencia a la situación que tanto denunció Ygnacio: “Los presidentes municipales viven bajo una doble extorsión: del crimen organizado y de legisladores corruptos que cobran para bajar presupuesto que ya está etiquetado”.
“Plata o plomo”. Así explicó la disyuntiva que viven los munícipes el presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano, y lo aterrizó al caso de Ygnacio. “No aceptó dar lo primero, y murió por lo segundo”.
Ygnacio e Ygnacio nunca se conocerán. La pregunta es si sabrá quién fue el culpable de eso.