(29 de octubre, 2014).- Si la mejor inversión que se puede hacer en el país es el combate a la pobreza, como lo reconoce Carlos Slim Helú, no se comprende por qué la mayoría de la cúpula empresarial no lo ve así. La respuesta es sencilla: la élite oligárquica no tiene una pizca de sensibilidad social y carece de una elemental inteligencia para darse cuenta deque eso es lo que conviene a mediano y largo plazos. Es tal su voracidad que se cierra a la realidad, aunque ello le represente serias contrariedades, como actualmente sucede. Lo recomendable sería que sus integrantes dejaran a un lado sus mezquindades y pensaran un poco en sus hijos, quienes finalmente serán los que tendrán que afrontar las consecuencias de la voracidad de sus progenitores.
En el encuentro anual “México Cumbre de Negocios”, Slim reconoció que si la economía se estanca,todos los integrantes de la sociedad salen perjudicados. Sin embargo, no lo ve así la mayoría de los empresarios más ricos del país, sólo interesados en acumular más riqueza al costo que sea, incluso uno de los más dramáticos: la violencia extrema que nubla el fututo del país. El propio organizador de dicho evento anual, Miguel Alemán Velasco, aceptó que en nuestro país “hay una sociedad agraviada y demandante de justicia”. Con todo, la mayoría de oligarcas no se da cuenta de tal realidad, de ahí la dramática situación que prevalece en el territorio nacional.
Alemán Velasco dijo solidarizarse con esa gran mayoría de la sociedad demandante de justicia, pero lo recomendable sería que lo demostrara con hechos, porque lo que vemos los mexicanos es un divorcio absoluto entre el 10 por ciento que detenta cerca del 80 por ciento de la riqueza nacional, y el 90 por ciento de la población que tiene que hacer grandes sacrificios para subsistir. Como señaló Slim: “En México somos 120 millones de habitantes. La población económicamente activa es de 48 millones de personas, de las cuales sólo 20 millones tienen seguridad social… Quiere decir que hay 28 millones de personas, la mayoría en la informalidad”.
Qué positivo sería que la élite oligárquica aceptaraque se vive en un clima muy adverso, no por culpa del crimen organizado, como afirma la alta burocracia para tratar de engañar a la ciudadanía, sino porque subsisten condiciones estructurales que propician tal situación. La pobreza y la marginación son la raíz del gravísimo problema de inseguridad y violencia concomitante que privan en México, por eso Slim afirma con total certidumbre que abatir tales flagelos es la mejor inversión que se puede hacer en el país. Lástima que se dé cuenta después de tres décadas de estar favoreciendo condiciones estructurales que agravan males económicos y sociales de tamaña magnitud como los que ahora padecemos.
Es tarde para que la cúpula empresarial proponga un pacto en materia de seguridad, como lo hicieron sus pocos integrantes en la reunión convocada por Alemán Velasco en Querétaro. Pero si realmente quieren que las cosas cambien en el país, que haya menos violencia y la inseguridad deje de ser un gravísimo problema, en sus manos está demostrarlo. Basta que sean solidarios realmente con el país, que dejen de exportar la mayor parte de sus capitales al extranjero, que paguen a sus trabajadores un salario remunerador y en poco tiempo las cosas cambiarán en el territorio nacional.
Podría decirse que ahora se muestran compungidos y preocupados, porque empiezan a darse cuenta que la alta burocracia está más comprometida con las grandes trasnacionales que con ellos, como quedó demostrado al dar a conocer el gobierno federal cómo se va a conformar la negociación de la llamada Ronda Cero, la cual tiene por objetivo distribuir los territorios proclives de explotación petrolera a los empresarios interesados y con posibilidades reales de participar. Los oligarcas mexicanos quedaron en completa desventaja con las grandes trasnacionales, como era previsible.
Corresponde al pueblo de México evitar que las corporaciones trasnacionales se adueñen del país, como así lo negoció el desgobierno de Enrique Peña Nieto, no para que la oligarquía se beneficie, sino para que la economía nacional sirva a los intereses de la sociedad mayoritaria. Entonces se podrá comprobar que Carlos Slim tiene razón al afirmar que la mejor inversión es el combate a la pobreza.
