(07 de abril, 2016. Hablemos de Sexo / RevoluciónTRESPUNTOCERO).- El sexólogo o terapeuta sexual puede ayudar a que sus pacientes entiendan que la sexualidad no se refiere únicamente al coito ni a lo anatómico o lo médico, sino a una compleja trama conformada por nuestras emociones, creencias, afectos, deseos y necesidades, nuestras relaciones interpersonales, nuestra relación de pareja, y todo lo que hemos aprendido de nuestra cultura, familia y sociedad al respecto.
También ayuda a superar dificultades sexuales, que pueden tener causas múltiples y que en ciertos casos necesitan de un contacto físico para que se dé la mejoría, pero en su mayoría los sexólogos no están autorizados para tener estos encuentros con sus pacientes. Sin embargo, existen profesionales de la salud que están capacitados y acreditados para hacerlo. En español se les conoce como “parejas sustitutas” (surrogate partners, en inglés). Se cree que son trabajadoras/es sexuales que ofrecen la posibilidad de un encuentro coital a sus clientes, pero no es así.
Las parejas sustitutas surgieron en la década de los setenta en Estados Unidos y hoy trabajan de manera organizada, al menos en estados como Florida, Nueva York, California y Pensilvania, contando con una asociación que vigila el seguimiento de numerosas reglas éticas, llamada National Professional Surrogates Association (IPSA).
TERAPIA EN LA PRÁCTICA
Hace unos meses conocí a Edwin Tamayo, quien trabaja como pareja sustituta acreditada por IPSA, en San Antonio, Texas, y quiere llevar su trabajo a México. Entre sus principales retos se encuentran trabajar con personas que han tenido traumas en su pasado, desde sexuales hasta físicos o emocionales, y por ello tienen temor a la intimidad.
“Existen quienes tienen fobias, es decir, temor a algo. Por ejemplo, trabajo con una mujer que tiene fobia de besar. Otra, nunca ha podido abrazar a una persona. Hay clientas con ‘virginidad adulta’, que no han tenido encuentros eróticos debido a traumas, baja autoestima, ideas erróneas, y quedaron desfasadas frente a personas de su edad, así que buscan tratamiento para poder relacionarse en pareja. Hay una gran variedad de razones para trabajar con una pareja sustituta”, me contó.
Son como buzos de rescate. Si hay un naufragio, puede llegar el/la sexólogo/a en su helicóptero para ayudar a quien está en el mar, pero no puede meterse en él. La pareja sustituta sí puede hacerlo, se lanza y entre los dos lo rescatan.