(07 de junio, 2019. Revolución TRESPUNTOCERO).- Esta semana, nuestra Medalla de Horror estuvo muy peleada: dudábamos si el copete rubio de Trump y sus amagos constantes contra nuestro país y los migrantes latinoamericanos lo merecía, pero sospechamos que para esta medalla, también podemos el lujo de considerar a personas non gratas. No tenemos cómo colocar un muro, pero sí podemos evitar gastar palabras en oídos sordos.
Entonces, recordamos que acá en México, se está cocinando una lucha de egos igual de estrepitosa, pero con efectos estériles. O sea, de mucho ruido y pocas nueces. Se trata de Marko Cortés, a quien, honrosamente, esta medalla es otorgada esta semana.
Y es que, para muchos, Cortés vive en un mundo aparte: donde el PAN, pese a todos los desastres electorales recientes, presume con bombo y platillo que #ElPANCrece, pese que las cifras de del partido apuntan a otra nada optimista realidad.
El dirigente panista ha intentado convencer lo que pocos pueden ya creer: que el blanquiazul es la puerta de entrada a un gobierno incluyente y mesurado además de la arriesgada aseveración de que era la opción correcta, a pesar de que más de 30 millones de mexicanos dijeron lo contrario el pasado 2 de julio.
Y, sin que nadie se lo pida -ni especialistas ni ciudadanía-, intenta corregirle la plana al Presidente a través de redes sociales, donde asegura que López Obrador debe modificar la forma de negociar con Estados Unidos, debe elegir mejor a su gabinete, debe tomar otras medidas sobre Pemex, debe, debe y debe…
Y pues, seamos honestos: las críticas a la 4T no son sorpresivas, extrañas ni novedosas. Pero ¿cómo justificar el interés desmesurado en las decisiones y dirección de otro si en sus propios asuntos hay conflictos necesarios de resolver?
No se trata de una suposición. Apenas ayer el exgobernador de Baja California y diputado federal del PAN, Ernesto Ruffo Appel, lo desconoció como dirigente nacional del PAN, argumentando que su presidencia es ilegítima.
Incluso, adelantó que ya ha platicado con ex gobernadores y gobernadores del PAN, quienes ven que si este cambio no se hace ya, en 2021 el partido no gozará de legitimidad ni tampoco será una opción de alternancia para entonces. No sólo Cortés, sino el PAN mismo, están pasando por una crisis de credibilidad severa.
Y sí, es más fácil mirar a los demás que atreverse a hacerlo hacia uno mismo. Todos lo hacemos en determinado momento de nuestra vida. Pero en el terreno político, este descuido puede ser peligrosamente caótico.
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