La guerra de cifras por los programas sociales

El nuevo campo de batalla política en México son los programas sociales y el apoyo a los pobres. Esto, a raíz de las polémicas cifras que ofreció el titular de la Secretaría del Bienestar, Javier May, durante su comparecencia en el Senado de la República, el pasado martes 14 de septiembre.

Durante dicha comparecencia, el funcionario señaló que el presupuesto destinado a los programas que aplica la Secretaría de Bienestar, pasó de 44,000 millones de pesos en 2018 (cuando todavía era Sedesol) a 178,000 millones de pesos este año 2021.

“Y, para el 2022, se tiene proyectados recursos por 289,000 millones de pesos. De aprobarse es monto en el 2022, el presupuesto de los programas de la Secretaría de Bienestar, destinado a ayudar a las y los más pobres y desprotegidos, habrá crecido 556% en comparación con el 2018. A diferencia de antes, ahora hablar de atender a los pobres no es demagogia”, sostuvo May.

La cifra de 556% es llamativa, pero poco contundente, incluso engañosa. Hasta el momento no queda claro bajo qué criterios fue que el secretario de Bienestar obtuvo ese número. Lo cual, hace suponer que las cifras fueron ajustadas a conveniencia del Gobierno de México con el objetivo de posicionar políticamente la narrativa de la Cuarta Transformación a favor de los pobres.

En una revisión verificable de los montos, se encuentra que, de acuerdo al Presupuesto de Egresos de la Federación aprobado para 2018, se contemplaron 106,645 millones de pesos como gasto programable para la entonces Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). Para el Proyecto de Egresos de 2022, Ejecutivo federal contempla desembolsar 296,858 millones de pesos para la nueva Secretaría del Bienestar.

Esto significa que el incremento presupuestal para programas sociales operados por la misma Secretaría es de 178%, una cifra significativa pero muy por debajo de la anunciada por el funcionario federal. Cabría preguntarse si con esa laxitud ejercen el dinero público.

Del otro lado, en la derecha, se argumenta que hoy existen en México 4 millones de pobres adicionales, lo cual, según comentan en la oposición, eso “demostraría” el fracaso de los programas sociales. Sólo que omiten el pequeño detalle que entre el último año del expresidente Enrique Peña Nieto y 2021, tercer año del mandato de López Obrador, hubo una pandemia de covid-19 que causó estragos en la economía nacional e internacional.

Un personaje afín al expresidente Felipe Calderón, Gonzálo Hernández Licona, extitular del Consejo Nacional de Evaluacion de la Politica de Desarrollo Social (Coneval) señaló que entre 2018 y 2020 hubo una reducción del dinero destinado a transferencias y becas de los deciles más pobres de la población mexicana, con caídas de 32% (decil I) y 6% (decil II).

El dato es relativo, tomando en cuenta las múltiples irregularidades, desvíos y saqueo en los programas destinados a los sectores más pobres de la población, tal como ocurrió con el fracaso de la Cruzada Nacional contra el Hambre impulsada por el expresidente Enrique Peña Nieto, ya que el monto ejercido a lo largo del sexenio peñista, contrasta con un aumento de 13% en la pobreza alimentaria, de acuerdo con informes de auditoría. Dicho de otro modo, los montos presupuestales reportados en las estadísticas oficiales no necesariamente fueron debidamente ejercidos, lo cual relativiza un poco, el argumento de que en la actualidad los sectores más pobres de la población reciben menos dinero.

Sin embargo, el exfuncionario omitió un dato clave en esta guerra de cifras: un incremento de 50.4% por concepto de “beneficios provenientes de programas gubernamentales” de 2018 a 2020, algo que en la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), el INEGI califica como una “diferencia estadísticamente significativa”.

Conclusiones 

De este modo, vemos que tanto el oficialismo como el bloque opositor, interpretan los datos de los programas sociales a su conveniencia para tratar de posicionar una narrativa política. Un tema que resulta fácil de entender, tomando en cuenta que uno de los pilares retóricos del presidente Andrés Manuel López Obrador es el lema “primero los pobres”. Esto explica por qué razón, la efectividad de los programas sociales destinados a los sectores más pobres, se convirtió en escenario de una nueva confrontación política en medios y redes.

Al revisar los datos de manera independiente, se pueden concluir dos cosas:

1) El dinero destinado a programas sociales ha aumentado significativamente, aunque no en la dimensión reportada por May.

2) Es posible que sectores de la población que padecen pobreza extrema no estén recibiendo una atención adecuada, debido a que muchos de los programas están focalizados a grupos vulnerables y con acceso a servicios bancarios, lo cual plantea un reto para la Cuarta Transformación.

Sin embargo, a la hora de tratar de entender los efectos de la política social del actual gobierno, no sólo juegan factores cuantitativos, sino también cualitativos. El hecho de que la entrega de apoyos se otorgue sin intermediarios y de manera directa, ha generado una percepción favorable del grueso de los mexicanos. Basta con escuchar conversaciones en las calles y la plaza pública para darse cuenta de ello. Pero para los escépticos, también existen mediciones que apuntan en este sentido.

Tal es el caso de la última encuesta de De las Heras Demotecnia, que para septiembre de 2021, registraba un dato significativo. A la pregunta expresa: Para usted, ¿qué es LO MEJOR que ha hecho el gobierno de Andrés Manuel López Obrador?, la respuesta fue contundente. En primer lugar aparece: “otorgar programas sociales” con 39%; seguido de “acabar con la corrupción” 11% y “disminuir la pobreza” 4%.

Es decir que, para la gente, la entrega de apoyos sociales es el principal logro del gobierno de López Obrador, según mediciones disponibles. Mientras la derecha siga en su negacionismo obsesivo, difícilmente se darán cuenta que han perdido la batalla en términos de percepción y opinión pública, por más que se esfuercen en tratar de imponer la narrativa de que López Obrador no gobierna para los pobres.

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