Redacción / @Revolucion3_0
(23 de septiembre, 2013).- Un mito. Ésa es la primera respuesta a la bisexualidad. No existe. Lo clasifican como un estado intermedio entre ser lesbiana/gay o heterosexual; sin darle el peso que tienen las otras letras de las siglas de la diversidad LGBT ni su reconocimiento como una orientación sexual.
El 23 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Bisexualidad para visibilizar y demostrar que no es ni falsa ni tan rara como se asume. El Instituto Kinsey del Sexo evidencia que existe un tamiz de grises entre asumirse 100 por ciento heterosexual (grado 0) y catalogarse como 100 por ciento homosexual (grado 6): 59 por ciento de los encuestados se asume en el grado 0 y 1.6 por ciento en el grado 6; esto quiere decir que 38.4 por ciento de las personas tiene algún grado de atracción –afectiva, erótica– hacia ambos sexos (grados del 1 al 5). Más de un tercio.
En el caso de México no existen estadísticas sobre la población bisexual, la encuesta más cercana que la mide fue realizada en 2004 por el Instituto Mexicano de Sexología a una muestra de mil 200 personas, en la que el 7.8 por ciento de los hombres y el 4.6 por ciento de las mujeres dijo estar atraído por ambos sexos.
“En el país está pendiente una agenda que responda a las problemáticas y demandas de las personas bisexuales” afirma la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) al asegurar que la carencia de políticas públicas dirigidas a esta población la hace más vulnerable tanto a la discriminación –bifobia– como a los asesinatos por este motivo.
La educación sexual integral, además de reducir agresiones, permitiría, también, tener un efecto positivo en los índices de contagio de Infecciones de Trasmisión Sexual (ITS) al enseñar cómo tener sexo protegido tanto mujer-mujer como hombre-hombre y hombre-mujer.
El mismo Alfred Kinsey, especialista en sexualidad, escribió en uno de sus libros sobre la tendencia humana a encerrarse en dicotomías: hombre-mujer, heterosexual-homosexual, normal-raro, bueno-malo. “Mucha gente no quiere creer que existen gradaciones en esta materia [de la sexualidad] de uno al otro extremo”, afirma.