Hay un elemento único del que el ser humano no puede prescindir, esa es la naturaleza. Y particularmente de dos de sus componentes, la vida misma depende del agua que bebemos, del alimento que consumimos. Hasta el lugar de resguardo, podría ser prescindible. Se infiere que estos elementos deben tener la calidad adecuada, por medio ambiente sano, como condición para continuar con nuestra existencia y luego, claro, vivir con algunos elementos más que determinen una “calidad de vida” y más allá un concepto más acabado un “Bien-estar”. La sola palabra ya incluye una connotación positiva.
Los derechos a un medio ambiente sano, al agua, a la suficiencia alimentaria, a un país libre de violencia —incluida la violencia ambiental y la social— bien se pueden asegurar con una adecuada administración pública, para que se configure esa realidad donde es posible el bienestar de la ciudadanía, con todos sus amplios y complejos elementos. La autoridad debe asegurarse de que cuenta con los elementos científicos, técnicos y administrativos; planeación, ejecución y evaluación, necesarios para otorgar los resultados positivos que la ciudadanía merece.
En Yucatán es urgente, la reconfiguración del ente gubernamental que se debe ocupar, de asegurar se incluyan medidas de cuidado ambiental, sostenibilidad, adaptación al cambio climático. No basta con tener el nombre de la institución, sino que es necesario que se tengan las habilidades técnicas y científicas, y los mecanismos para su aplicación, para el aseguramiento de las acciones con la calidad requerida. Ya no hay más tiempo que perder, se debe ser efectivo y ágil en la implementación pues en este sentido Yucatán registra un atraso.
La riqueza de Yucatán y su belleza, no está solamente en la estética de su Paseo Montejo, ni de la Mérida Blanca, sino en la abundancia del agua, dadora de vida, que se encuentra bajo su subsuelo en una abundancia poco común. Así como no hay planeta 2, en Yucatán no hay acuífero subterráneo 2, y si no se atiende de manera inmediata la emergencia de la sobrecarga, con un cambio de rumbo claro y contundente, es difícil visualizar se controlen las nefastas consecuencias de los malos manejos: la contaminación del agua, y que su baja calidad le impida asegurar los procesos de vida que se encuentran interconectados con ella. Prácticamente toda la biodiversidad, plantas y animales y el propio ser humano.
Recordemos también, que Yucatán es una de las entidades que tiene mayores vulnerabilidades al cambio climático, tanto por su ubicación geográfica, como por la existencia en su territorio de sistemas ecológicos únicos, los cuales se ven afectados de manera directa de dos de las principales consecuencias: elevación de las temperaturas, acidificación y aumento del nivel de los mares, además de la pérdida acelerada de la biodiversidad en consecuencia.
Los sistemas ecológicos de Yucatán, asimismo, se consideran por los especialistas, como de altísimo valor. Los mismos habían proveído de un medio de vida equilibrado a una biodiversidad populosa desde tiempos ancestrales, en el que los pobladores locales actuaban como guardianes de la tierra y al mismo tiempo que tomaban de ella, restituyan los impactos con soluciones adaptadas al territorio, con tecnologías basadas en la naturaleza. Estas tecnologías deben recuperarse, en algo que se está planteando, como ”El Renacimiento Maya”.
El Pueblo Maya, pueblo científico, matemático y astrónomo, comprendía las conexiones de los astros con los procesos de la tierra, y se aseguraba de incorporar medidas suficientes para que su proceso de desarrollo económico fuera sostenible y sano. Si el mundo Maya en todo su esplendor natural ya existió una vez, es plausible pensar que es totalmente posible su resurgimiento.
Actualmente, es posible controlar los impactos con el uso de la tecnología y el conocimiento, combinando saberes modernos y soluciones ancestrales que han sido ya probadas, tales como el sistema de captación y almacenamiento de agua dulce “aguadas”, los sistemas de filtración natural, la reforestación en base a aprovechamientos de los desechos orgánicos, el aprovechamiento de las energías renovables, el manejo de los asentamientos humanos de acuerdo a las cargas, etc.), en resumen: el uso de soluciones multifactor integradas.
Se sabe por los expertos que el pueblo Maya llegó a contarse en millones, y su manejo de los sistemas ecológicos convive con sus masivas estructuras sociales de manera armónica, con el uso de tecnologías adaptadas su proceso de desarrollo era asequible, resiliente, regenerativo y equilibrado. En una palabra en lo actual: sostenible, resiliente, inclusivo y de bajo impacto —bajo carbono en expresiones más contemporáneas—.
Los sistemas ecológicos de Yucatán, tan valiosos y hermosos, son a su vez de alta fragilidad y requieren de procesos profundamente cuidadosos. En la realidad actual, y de ahí la emergencia: en lugar del cuidado adecuado, los recursos han venido sufriendo de agresiones y abusos acumulados, carentes de un manejo responsable, en un esquema de explotación a ultranza, en lugar de uno de desarrollo con una óptica de bienestar: asegurando que los procesos de aprovechamiento se den pero con la integración de la justicia ambiental y social, y en reconocimiento y respeto de la riqueza ambiental, cultural y arqueológica de Yucatán.
Es por lo anterior, que la Secretaria de Sostenibilidad y Resiliencia o la oficina de la Vida como se plantea en el proyecto nacional aterrice en el nuevo proyecto de Yucatán, para lograr los resultados mínimamente indispensables.
Los Sistemas de manejo de Big Data, integrales de manejo de desechos, integrales de manejo de agua, innovación ecotecnologías y negocios verdes, entre otros, deben acompañar el proceso.
Los procesos y esquemas arcaicos, tradicionales y descuidados, deben sustituirse modernizarse o sustituirse y sacarse de operación, ya que en lugar de impulsar el desarrollo, significan lo contrario: involución y entrampamiento de comunidades enteras.
En Yucatán, en el ambiente urbano, se deben incorporar una serie de acciones con una combinación de estrategias de conservación, desarrollos de bajo impacto y restitución de espacios naturales, permitiendo los netos positivos —para impactos previos al ambiente como la preocupante deforestación en Mérida, causante del gravísimo efecto de Isla caliente y efecto olla de contaminantes—. Los diseños urbanos verdes deben impactar positivamente y hacer habitables con una verdadera calidad de vida a los ciudadanos. De nada sirve una construcción civil “bonita” si no permite una vida sana de sus habitantes y la calidad del factor naturaleza, es básico.
Finalmente, esta oficina será la encargada de vigilar se incorporen las medidas descritas en los venideros proyectos de infraestructura: El Tren Maya con su sección de carga, su conexión el tren transístmico, el mejorado puerto Progreso, el segundo periférico, los pasos a desnivel, los proyectos eco-tecnológicos agroindustriales y de bajo carbono para insertarse exitosamente en el esquema del Nearshoring. Con una colaboración cercana no serán más altos los costos que los beneficios debido a los procesos que requieren de construcciones masivas o de alto impacto.
todos los procesos descritos, la ayuda de la tecnología, la innovación, la cultura, la educación será crucial. Todas las comunidades locales, ejidos, poblados, y ciudadanos serán integrados, para cuidar juntos de la madre naturaleza de Yucatán, al convertirnos todos en guardianes de la naturaleza, de las selvas, de las especies sagradas. En Yucatán, para que nadie se quede afuera, ni se quede atrás, también el cuidado de la naturaleza se debe transformar.
Fuentes de apoyo.
https://www.yucatan.gob.mx/saladeprensa/ver_nota.php?id=3578
https://www.meteored.mx/merida/historico
https://www.datosmundial.com/america/mexico/clima-yucatan-peninsula.php#google_vignette