El año en que Werner Heisenberg recibió el premio Nobel de Física por sus contribuciones al desarrollo de la mecánica cuántica fue el año en que el “partido nacional socialista de trabajadores alemanes” llegó al poder. En marzo de 1933, el congreso alemán aprobaba el acto de habilitación que le daba al canciller Adolf Hitler poderes dictatoriales para emitir decretos de manera independiente al congreso. Unos años después, en 1937, un Hitler enfurecido promulgaba una ley que prohibía a los alemanes recibir el premio Nobel.
Curiosamente el Führer sería nominado al premio Nobel de la Paz en 1939 en una propuesta que decía: Gracias a su ardiente amor por la paz, documentado previamente en su famoso libro Mein Kampf —quizás, después de la Biblia, la mejor y más popular obra literaria del mundo—, junto con su logro pacífico de la anexión de Austria, Adolf Hitler evitó el uso de la fuerza liberando a sus compatriotas en las tierras del Sur y haciendo de su patria una nación grande y poderosa. Probablemente, si los belicistas no lo molestan y lo dejan en paz, Hitler pacificará Europa y posiblemente el mundo entero.
La nominación fue retirada el último día posible y algunos dicen que se trató de una broma elaborada para despertar la atención de los ciudadanos ante la inminencia de una catástrofe; otros piensan que fue el intento inocente de apaciguar al monstruo. Lo cierto es que Heisenberg fue afortunado años antes porque después, el bioquímico Richard Kuhn especialista en carotenoides y vitaminas, Adolf Butenandt que caracterizó la hormona femenina estrógeno y Gerhard Domagk bacteriólogo que descubrió que las sulfamidas matan bacterias; hubieran recibido el premio Nobel en 1938 o 1939 si no hubiera sido por la prohibición de Hitler.
Heisenberg fue elegido por el comité Nobel en 1932 para recibir la distinción más visible en ciencias, pero lo recibiría en 1933 a la temprana edad de 31 años. El motivo fueron sus trabajos del año 1925, cuando, siendo un joven de 26 años, sentó las bases para una teoría completa del mundo microscópico. El 29 de julio de este año se cumplen 100 desde que el muchacho, aún aquejado por enfermedades infantiles, hiciera llegar un artículo para su publicación en la revista Zeitschrift für Physik que se titula: “Interpretación mecano cuántica de relaciones cinéticas y mecánicas”
El texto de 14 páginas decía en el resumen: “Se sientan las bases para una teoría de la mecánica cuántica que se base en las observaciones realizadas”. Este junto con dos reportes más en los meses siguientes son considerados artículos fundacionales de lo que sigue siendo una de las dos columnas que sostienen a la física moderna. Han pasado cien años desde que la mecánica cuántica nació en medio de conflictos bélicos de escala internacional. La teoría de relatividad quedaba completa en 1916, dos años antes de que terminara la primera guerra mundial, y, la mecánica cuántica quedaba terminada antes de que comenzara la segunda conflagración internacional.
Con motivo de los 100 años que han pasado desde entonces es que el año 2025 ha sido declarado como “El Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuántica”, por la Organización de Naciones Unidas en su asamblea general del 2024. Con esto se busca incrementar la conciencia global y fomentar el acceso a la educación en temas tan relevantes para el desarrollo humano como es la Mecánica Cuántica.
La ONU considera que la cooperación en ciencia y tecnología cuántica contribuirá a los objetivos de desarrollo global sostenible. La declaración es oportuna. Recuerda el nacimiento de una teoría científica que ha impactado por más de cien años al mundo de las ideas, la tecnología, filosofía, arte y cultura. Es también el conocimiento que promete un futuro de computadoras cuánticas, teleportación, comunicaciones eficientes, encriptación informática, sensores de padecimientos en etapas muy tempranas y muchas otras tecnologías que nos darán un mundo distinto al que hoy vemos.