El nombre de Julio César Chávez Jr., heredero de la gloria boxística de su padre, volvió a sonar con fuerza, pero esta vez lejos de los cuadriláteros. El sinaloense fue detenido la noche de este 18 de agosto y trasladado a la Jefatura de la Policía Federal Ministerial en Hermosillo, Sonora, según confirmó la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
La aprehensión se registró a las 11:53 de la mañana en la Garita Dennis DeConcini, en Nogales, Sonora, para luego ser llevado a los separos del Ministerio Público federal. De acuerdo con el Registro Nacional de Detenciones, al momento del arresto vestía pants y sudadera negros, playera blanca y tenis rojos.
De California a Sonora: un expediente con sombra criminal
No es la primera vez que Chávez Jr. enfrenta a la justicia. Apenas el pasado 3 de julio fue detenido en Studio City, California, por su presunta relación con la facción de “Los Chapitos”, como se conoce a los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Las investigaciones lo vinculan con una célula de tráfico de armas en Nogales, detectada desde 2018 por agencias de seguridad estadounidenses. En 2019, el ICE y la HSI presentaron una denuncia contra ese grupo ante la FGR, lo que dio pie a intervenciones telefónicas.
De esas escuchas surgió una imagen que estremeció incluso a los investigadores: Chávez Jr. presuntamente golpeaba a miembros del cártel como si fueran costales de box colgados, cuando incurrían en fallas que podían poner en riesgo la operación criminal.
Una orden con años de espera
Con ese cúmulo de pruebas, en enero de 2023 un juez federal de Hermosillo giró 13 órdenes de aprehensión, una de ellas dirigida contra el boxeador. Su captura, ejecutada este lunes, responde a ese proceso judicial que llevaba más de un año en curso.
La caída de Chávez Jr. pone un nuevo capítulo en la relación entre el box y el crimen organizado, una combinación explosiva que ahora lo coloca frente a los tribunales y no frente a las luces del cuadrilátero.