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Donald Trump reventó un mitin prometiendo que Estados Unidos (EU) sería “la capital criptográfica del planeta y la superpotencia Bitcoin del mundo”. La SEC (Securities and Exchange Commission) aprobó hace poco la solicitud de BlackRock para cotizar opciones sobre su fondo cotizado de Bitcoin. Quienes todo el tiempo detestaron públicamente a blockchain y las criptodivisas hoy son los primeros en anotarse a su uso. ¿Qué pasó en pocos años para que EU detestara y luego amara la obra de Satoshi Nakamoto?
Sucede que la deuda de EU es tan grande que urge una maniobra mágica para salvarse. La deuda pública ya supera los 34.7 billones de dólares, esta cifra representa un absurdo 124% del PIB del país. Es innegable que algo sucederá pronto en territorio yanqui, unos apuestan a una guerra civil, otros a que todo saldrá bien y hay quienes ya huelen un colapso del imperialismo. Todo es posible. Generalmente se inician guerras globales cuando las deudas de las grandes potencias son impagables -algo que me parece muy muy cercano-, pero ahora surge una amenaza tecnológica que no existía hace pocos menos de veinte años.
Los BRICS+ (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y más compas del Sur Global) están por anunciar formalmente una propuesta económica alternativa al dólar, se llama The UNIT, la criptodivisa que pretende pelearle el monopolio al dólar estadounidense. Antes de avanzar en qué pueda ser esa moneda extraña recordemos el poder de los BRICS: hay más de 40 naciones en fila para entrar y ya hay 10 países dentro del bloque económico, incluyendo a los titanes petroleros de Irán, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Compiten directamente con el modelo del G7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá).
¿Cómo es posible que The UNIT, una criptodivisa le de batalla al todopoderoso dólar? Ni siquiera es que ambas operen en la misma red. Primero, vamos a revisar el interior de cada moneda. Estados Unidos decidió lanzarse en los setentas a una guerra contra los vietnamitas, para financiar esta carnicería fue el presidente Richard Nixon quien quitó el patrón del oro del dólar (es decir, su valor ya no radicó en una materia prima), desde entonces la moneda más poderosa del mundo sólo ha danzado entre la confianza del mundo). The UNIT es un esfuerzo monetario de varias naciones, dotado de materias primas como colateral y corriendo en una red descentralizada que pretende no seguir este camino tan religioso de los anglosajones y dejar el valor en la fe. Mejor matemáticas.
La idea principal es que esta moneda esté respaldada un 40% en oro y un 60% en una canasta de monedas nacionales de los miembros del BRICS (yuan, rublo, rupia, entre otras). El whitepaper del proyecto dice que se aceptarán “pagos a través de cualquier sistema de pago abierto o transferencias interbancarias, como en cualquier otra moneda”. El gran problema que veo, de arranque, es que su uso en el día a día será tan complicado como lo es hoy el comerciar una salida con los amigos usando Ethereum o el propio Bitcoin. Por lo que la maniobra de The UNIT parece estar encaminada en grandes transacciones comerciales entre naciones antes que en un uso rudo de la moneda por parte de los ciudadanos de cada nación BRICS+. Pero con el solo hecho de comerciar entre naciones sin usar el dólar es un golpe suficiente duro como para que EU y sus aliados acusen al proyecto entero de terrorismo financiero. La ambición económica de los BRICS+ sin duda ha generado úlceras.
La inevitable desdolarización global
La desdolarización puede verse como una herida profunda en las costillas de Occidente. Estados Unidos sigue siendo un titán geopolítico del planeta pero ya no es la mayor economía en paridad de poder adquisitivo, es un país que debe tanto dinero que hasta sus socios los miran con duda, una nación que ve cómo otros ejércitos tienen misiles que ellos aún no pueden desarrollar y también un ente americano que mira cómo otros modelos económicos están generando sistemas de optimización que no ha logrado el globalismo financierista sin generar una desigualdad rapaz.
Al día de hoy, Estados Unidos tiene sanciones que afectan aproximadamente entre el 30 y 33% de la población mundial. Y precisamente ahí radica la desdolarización, en el uso del dólar como arma financiera. Las naciones ya no quieren que alguien más les diga cómo comerciar, y mucho menos quieren alguien que los castigue por negociar con sus monedas. Putin mismo sabe que crear un rival del dólar es un acto terrorista para la visión de EU, recordemos qué le pasó debajo del coxis a Muamar Gadaffi cuando propuso comerciar petróleo con otra moneda. Nadie quiere eso en su país ni en su cuerpo. Por eso el presidente ruso prometió no querer desdolarizar al planeta, solamente crear junto a sus aliados una moneda y un sistema de pagos que pueda resistir a los grandes golpes que atraviesa la moneda yanqui (y lo que viene).
Las sanciones de EU afectan aproximadamente entre el 30 y 33% de la población mundial. Y precisamente ahí radica la desdolarización.
El geopolítico Pepe Escobar, quien ha revelado junto al medio ruso Sputnik el nombre de The UNIT, promete que la divisa será presentada en la ciudad rusa de Kazán la penúltima semana de octubre, cuando se celebre la cumbre anual de los BRICS+. Junto a esta criptomoneda que promete crear “dinero apolítico” estarán anunciando también BRICS Bridge, una plataforma que impulsará el comercio entre naciones BRICS y una versión más capaz de BRICS Pay, un sistema de pagos internacionales digitales descentralizado y de multidivisas. Se beneficiaría financieramente, asegura, al 42% de la población global.
Lo cierto es que será blockchain el camino a seguir para ambas opciones de mundo a partir de este 2024. Ya sea Bitcoin o The UNIT, lo cierto es que el sistema financiero actual, al cual gusto llamar “el gran casino anglosajón”, será completamente digital y la moneda impresa poco a poco va desapareciendo. El futuro, si es que queda uno después de que Israel escupa la última burbuja de espuma por la boca, será escrito en blockchain. Conviene empezar a entender la cadena de bloques y sus posibilidades, sobre todo en México, en donde solo padecemos sistemas económicos foráneos y poco margen de maniobra tenemos para crear un sistema económico nacional. Y cierro preguntando, ¿qué papel jugaremos en todo esto?